
3ME Arquitectura tuvo que enfrentarse tanto a la irregular topografía del terreno en la ladera como a la introducción del pádel como nuevo deporte en la ciudad. Con un programa que consistía en dos pistas de pádel y un área recreativa, se estableció una conexión directa con el patrimonio de la ciudad, respetándolo durante todo el proceso.
La apertura de un gran vano en el muro perimetral amplió las vistas, mientras que los desniveles se salvaron con escaleras de piedra. Además, se adecuó un espacio para servicios y se construyó una liviana cubierta que permitió habilitar el área del bar. Se estableció una relación de cercanía con el terreno mediante el uso de los materiales extraídos durante la excavación.

Falguera Padel Club por 3ME Arquitectura. Fotografía por César Belio.
La nueva cubierta se fabricó con varillas corrugadas de acero utilizadas para el armado del hormigón, lo que permitió crear pilares de menor sección y abaratar costes gracias al entramado y la unión de elementos. El resultado fue una estructura sólida y esbelta. El estudio decidió pintar únicamente la cubierta de verde para que se alzara de forma discreta y se fusionara con la naturaleza. Sin embargo, se optó por no pintar los pilares, para que sirvieran de testimonio del paso del tiempo.
Descripción del proyecto por 3ME Arquitectura
Una nueva visión de reciclaje de inmuebles del patrimonio histórico privado de la ciudad replantea el uso de estos espacios mediante nuevos programas y servicios que se abren al público para su disfrute.
La Casa Falguera está ubicada en el Paseo de la Presa, en Guanajuato. Se trata de un paseo de finales del siglo XIX y principios del XX, conformado por infraestructuras del Porfiriato y, en su mayoría, por antiguas casas de campo señoriales con arquitecturas Art Nouveau y de corte neoclásico, pertenecientes a legendarios empresarios mineros de la ciudad.
Con la cordillera de La Bufa como telón de fondo, se respira naturaleza, arte y salud en este nuevo ámbito que envuelve nuevos servicios. El programa a desarrollar consistió en el diseño y construcción de dos canchas de pádel y un área recreativa con bar. El proyecto representó un reto, tanto por la iniciativa de introducir este deporte en el corazón de la ciudad como por su emplazamiento, condicionado por una topografía de montaña.

Aunque la casa cuenta con una gran extensión de terreno, la mejor ubicación se encontró en la parte posterior del predio: un espacio residual contiguo, inmerso en una cañada que colinda con una antigua represa azolvada. A pesar de las pendientes pronunciadas y las dificultades para generar un plano horizontal, se decidió ubicar el pádel club en este lugar, dado el contacto directo que establece con el patrimonio natural de la ciudad.
A partir de esto, la estrategia se enfocó en potenciar la conexión entre el patrimonio natural y el club, mediante operaciones puntuales: la apertura de un gran vano en el muro perimetral para expandir las visuales; la transición de espacios mediante escaleras de piedra que permiten salvar los desniveles; la adecuación de un espacio para servicios, y una cubierta que hace posible el área del bar.
Para la construcción del proyecto se llevó a cabo un intenso proceso de excavación del lecho rocoso. Su dureza permitió dejarlo expuesto, lo cual añadió valor y carácter a la experiencia del jugador en las canchas. En el resto de las construcciones se reutilizaron los materiales extraídos, logrando sencillez y unidad con el entorno.

En el bar se construyó una barra de concreto colada in situ con agregados provenientes de la misma roca de la excavación. Además, se diseñó una cubierta nueva fabricada con filamentos de varilla corrugada, en un esfuerzo por generar economía: al entender su potencial como elementos de menor sección de acero que, al ser unidos y entrelazados, podían generar un área equivalente a la de perfiles más costosos. De este modo se logró un sistema estructural muy esbelto, pero también muy sólido. Se decidió pintar solo la parte superior de la cubierta para que se fundiera con la vegetación existente, dejando las columnas descubiertas para que el paso del tiempo se reflejara en ellas.
Comprender la importancia del paisaje y del patrimonio como factores que hacen especial a Guanajuato nos permitió generar una arquitectura silenciosa y pertinente, que nos invita a seguir disfrutando de nuestra ciudad.