La propuesta de Besley & Spresser fue seleccionada, junto con otras veinte, de entre setenta y seis países para ser incluida en los «Proyectos Independientes» de la Trienal.
«Este proyecto nació con una pregunta: ¿qué pasaría si uno de los materiales más peligrosos de la industria de la construcción se convirtiera en uno de los más prometedores?»
Peter Besley.
«Queríamos tomar algo históricamente temido y revelar su potencial de renovación a través de la innovación, la investigación y el proyectar.
La instalación visibiliza la idea de que la reparación puede ser un acto tanto técnico como poético».
Jessica Spresser.

09.ED.15 REDUX por Besley & Spresser. Fotografía por Rui Cardoso.
Descripción del proyecto por Besley & Spresser
«Indestructible, Inextinguible» – Del griego antiguo σβεστος: «asbestos»
«09.ED.15 Redux» muestra el asbesto, históricamente un material de construcción peligroso, transformado en subproductos inofensivos y con huella de carbono negativa, dotados de un alto potencial arquitectónico. La instalación cambia la narrativa del asbesto —de la explotación industrial y el sufrimiento— hacia una de reparación e innovación. En sintonía con el tema de la Trienal, «¿Qué tan pesada es una ciudad?», la exposición aborda el legado ambiental del asbesto en áreas urbanas y suburbanas y ofrece una visión para un desarrollo urbano sostenible mediante nuevas tecnologías. La exposición adopta la forma de una instalación construida en Lisboa utilizando estos nuevos materiales, abogando por un enfoque transformador de la cultura material y la arquitectura.
La curiosidad, inventiva y ambición que la humanidad ha aplicado de forma implacable a los materiales naturales sostienen la narrativa habitual del progreso de las ciudades en la historia. Sin embargo, este «progreso» se encuentra hoy en entredicho, ya que las ciudades destruyen los entornos que las sostienen y perjudican cada vez más la vida de sus habitantes. En el caso del asbesto, los materiales de la ciudad pueden ser letales.
El asbesto, antaño un «material milagroso» de la construcción, mata cada año a cientos de miles de personas y genera millones de toneladas de residuos contaminados en vertederos de todo el mundo. Pero ¿qué es el asbesto? El asbesto es un mineral presente de forma natural: parte de la tierra. Reposa en el suelo como otros minerales. No es «tóxico» como un veneno o una radiación de origen humano. Si se altera e inhala o ingiere, el asbesto es perjudicial para los seres humanos. Alterarlo mediante su extracción y uso en productos de construcción es, por completo, una catástrofe creada por nosotros mismos. Forma parte de una lista cada vez mayor de materiales naturales explotados que ahora nos dañan.
Sin embargo, la curiosidad, inventiva y ambición humanas permanecen y pueden redirigirse. Existe el potencial de emplearlas con mayor sabiduría y menos cinismo. El precedente histórico de esta redirección de la atención humana es largo y prometedor. En torno al 8% de las emisiones globales de carbono procede de la producción de cemento, pero los minerales obtenidos del asbesto descompuesto mediante un proceso certificado por la UE, desarrollado por Asbeter, pueden sustituir hasta una cuarta parte del cemento que se utiliza tradicionalmente. El impacto potencial de esta sustitución es profundo y ofrece una vía escalable para reducir drásticamente la huella de carbono de la construcción a nivel mundial.
Para la ciudad y sus materiales, el enfoque debería desplazarse hacia sus propios límites, no hacia entornos naturales cada vez más comprometidos. Debería dirigirse hacia la reparación radical, la reutilización y el redescubrimiento de los materiales que la ciudad ya posee. En el caso del asbesto, los residuos de construcción que contienen este mineral pueden recristalizarse para formar materiales nuevos y seguros. Estos nuevos materiales tienen un gran potencial: para sustituir al cemento en la construcción y para su uso en materiales arquitectónicos como revocos, revestimientos cerámicos y esmaltes. Además, reutilizar y reincorporar el asbesto en una economía circular tiene el potencial de liberar grandes vertederos, devolviéndolos a usos productivos o a entornos renaturalizados. Los edificios envejecidos construidos con asbesto también pueden reciclarse de forma segura en materiales no peligrosos. La ciudad puede empezar a recuperar su idea original como plataforma para mejorar la vida humana, y sus espacios naturales y periferias pueden regenerarse como ecosistemas vivos.