Esta exposición quiere descubrir el origen del edificio de la Telefónica, y sobre todo hablar del arquitecto que lo ideó, que lo diseñó, construyó y cuidó, Ignacio de Cárdenas. Un intrépido arquitecto que se dejó la salud en el edificio, “viviendo en él en la guerra resistiendo a los cañonazos que no pudieron abatirlo”.

La exposición quiere descubrir el origen del edificio de la Telefónica, y sobre todo hablar del arquitecto que lo ideó, que lo diseñó, construyó y cuidó, Ignacio de Cárdenas. Un arquitecto que se dejó la salud en el edificio, “viviendo en él en la guerra resistiendo a los cañonazos que no pudieron abatirlo”.

El edificio de la Telefónica en la Gran Vía de Madrid ha sido testigo del paso del tiempo desde que comenzase su construcción en la década de 1920. Un edificio con la tecnología que después se desarrollaría en el Empire State Building de Nueva York y que durante un tiempo llego a ser el edificio más alto de Europa.

Cárdenas, además de diseñar la sede de Gran Vía, también fue jefe de la Sección de edificios de la Telefónica de finales de los años 20 y 30 del siglo pasado. Gran parte de lo que se relata está basado en los ‘Apuntes para mis memorias‘ que el propio Cárdenas fue escribiendo a lo largo de los años: recuerdos, anécdotas, impresiones… y que la familia, ha permitido transcribir y utilizar como guía de esta exposición.

Una interesante selección de instantáneas familiares de Ignacio de Cárdenas, objetos personales, cuadernos de dibujos y extractos de apuntes que dan cuenta de la vida y obra del arquitecto pionero. La muestra la completan revistas y material gráfico del propio archivo documental de Telefónica.

España años veinte

Ignacio de Cárdenas Pastor nace en Madrid en 1898, año de la pérdida de Cuba. Penúltimo de 16 hermanos, mientras cursaba la carrera de arquitectura fue llamado a filas para luchar en la guerra que España mantenía con Marruecos. En esta España convulsa de permanente crisis política se desarrolla su juventud. La contienda de África, el reinado de Alfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera… Una época que en el país augura cambios, con una sociedad de grandes diferencias. Los movimientos anarquistas calan hondo en las capas más humildes y el ejército intenta desesperadamente cohesionar esa sociedad profundamente fragmentada y polarizada.

En 1924, Cárdenas consigue su título de arquitecto. Ese mismo año, en abril, se funda la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE). Creada por la ITT junto con inversores españoles, sólo cuatro meses después firma un contrato con el Estado para la reorganización, reforma y ampliación del servicio telefónico nacional, hasta entonces dividido entre diferentes empresas de mayor o menor tamaño y de múltiple titularidad (privada y pública). Es entonces cuando Ignacio de Cárdenas consigue una entrevista en Telefónica donde buscan un arquitecto, y se incorpora a la compañía.

Cuenta el arquitecto en sus apuntes cómo a principios de 1926, Sosthenes Behn –presidente de la ITT- le pregunta quién pensaba que era el mejor arquitecto español para hacer este proyecto. Tras dar varios nombres, cita a Juan Moya, a quien también había recomendado el duque de Alba. Antiguo profesor de Cárdenas, tenía trayectoria y fama reconocidas, además de ser el arquitecto de Palacio. Moya obtuvo finalmente el encargo y pidió que Cárdenas participase también en el diseño. El edificio del primero, muy barroco y recargado, no convencía a la compañía, mientras que los croquis del segundo gustaron a Behn: “Al poco tiempo el coronel Behn había decidido que yo sería el encargado de hacer el proyecto de la Gran Vía”, escribe Cárdenas.

Empiezan las obras

En octubre de 1926 comienzan las obras del edificio de Telefónica en la Gran Vía siguiendo el sistema de construcción de los rascacielos americanos, su esqueleto de vigas de acero roblonado se va levantando en Madrid. Se finaliza en tiempo récord: en 1928, la central ya está operativa para llevar a cabo la primera comunicación transatlántica Madrid-Nueva York, a la que asisten el rey Alfonso XIII y las cúpulas directivas de la ITT y la CTNE.

Las obras se concluyen oficialmente el 1 de enero de 1930. La sede social de Telefónica, destinada a “seducir al accionista”, como quería Sosthenes Behn, asombra a Madrid. El primer rascacielos del país y el edifico más alto de Europa en el momento de su construcción será desde entonces la sede central de Telefónica.

La ampliación

La relación de Cárdenas y el edificio no acaba con la Guerra Civil. La ampliación llevada a cabo en los años 50 se hace siguiendo su proyecto original y en 1955 se levanta, por fin, en Gran Vía el edificio tal y como lo había diseñado. Un rascacielos, de factura a la americana, “imponente, fuerte y majestuoso”. Y que con sus 89,30 metros domina la ciudad de Madrid desde entonces.

Un edificio que siempre le llenó de orgullo, como dejó escrito en sus notas en 1970:

“¡Ya con 71 años! […] Después de todo en tantos años ¡qué pocas cosas se recuerdan como algo que hizo latir fuertemente nuestro corazón! Yo recuerdo emocionado algunos instantes […] tal vez, la vista de Madrid desde el tren aquel 13 de junio de 1944, cuando volvía de Francia con un polizonte novato a mi lado.. y ver mi Telefónica que había aguantado firme los desastres de la guerra.”

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Lugar
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Segunda planta del Espacio Fundación Telefónica, C/ Fuencarral, 3 - Madrid España
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Fecha
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del 22 de marzo hasta el 18 de septiembre de 2016
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Ignacio  de Cárdenas Pastor era hijo de Ramón de Cárdenas Padilla, periodista natural de La Habana que había emigrado a finales del siglo XIX a Madrid y que pertenecía a la nobleza criolla. Ignacio fue uno de los primeros alumnos del Colegio del Pilar y estudió arquitectura en la Escuela de Madrid, donde se tituló en 1924. Era hermano de Manuel de Cárdenas Pastor, uno de los arquitectos más destacados del primer tercio del siglo XX y de Ramón de Cárdenas, abogado, jugador de fútbol y cuarto presidente del Atlético de Madrid.

Apenas finalizados sus estudios fue contratado por la recién creada Compañía Telefónica Nacional de España como jefe del Departamento de Edificaciones. En 1925 viajó a Nueva York, donde en compañía del arquitecto jefe de IT&T, Louis S. Weeks, empezó a trabajar en los planos de la sede de Gran Vía.

Como responsable máximo de la arquitectura de Telefónica, participó en la concepción y diseño de las centrales más importantes, como la de Plaza de Cataluña en Barcelona, Plaza de Castelar en Valencia, Avenida de Buenos Aires en Bilbao o Avenida de la Independencia en Zaragoza. Aplicó estilos muy variados, desde el neobarroco de Gran Vía al racionalismo de la pequeña central de León o del edificio central de la Telefónica zaragozano.

Durante la Guerra civil española, permaneció en Madrid, anotando con cuidado los daños que sufría su obra más destacada como resultado del fuego de artillería. Debido a sus simpatías republicanas, se exilió en Francia (Haute Savoie y Bayonne) y fue depurado por el Colegio de Arquitectos de Madrid.

Como en otras muchas familias españolas, la guerra dividió a los numerosos descendientes de Ramón de Cárdenas. Gonzalo de Cárdenas Rodríguez (1904-1954), hijo de Manuel y también arquitecto, fue Director de Regiones Devastadas, un organismo creado en la posguerra por el gobierno de Franco para reconstruir las poblaciones destruidas por los combates. Gonzalo de Cárdenas invitó a su tío a colaborar en el proyecto del Edificio Bancaya (p. 1947, c. 1949-1953), un rascacielos de viviendas ubicado en la esquina de la Avenida de América y María de Molina, en Madrid. Tras este proyecto conjunto, Ignacio de Cárdenas firmó algunas obras de menor porte, pero su actividad nunca recuperó el ritmo anterior a la guerra.
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