Construida con muros de carga y forjados de hormigón y con un total de tres fachadas, la casa intenta dialogar con el entorno a partir de la composición de sus huecos y la dualidad de sus colores y materiales. Son los espacios colectivos semicerrados los que, tras acceder a la vivienda, disponen las áreas públicas y privadas, resultando un volumen en forma de paralelepípedo que se escalona y retranquea hacia el paisaje.
Casa MK por Mateo Arquitectura. Fotografía por Marie-Caroline Lucat.
Descripción del proyecto por Mateo Arquitectura
La Casa MK se sitúa en una zona de la isla de Mallorca aún relativamente poco habitada y explotada por el turismo. Geográficamente está limitada al norte por el litoral marino, abierta a la Tramuntana, y al sur por una cadena montañosa que va cerrando el área hasta acabar en el mar. Entre ambos límites, un llano recoge las zonas construidas y agrarias.
Aproximadamente en el centro del llano se fundó a mediados del siglo XIX un poblado de repoblación agraria, sobre una clara retícula regular. Esta retícula es el soporte de nuestra intervención. Una parcela estándar de 10 x 30 metros entre medianeras. Es, por tanto, una pequeña pieza más a añadir al conjunto urbano.
Sin embargo, nuestro caso tiene dos diferencias excepcionales. Una fundamental está situada en el límite de la retícula, abierta al paisaje, además conservado por haber sido declarado hace tiempo Parque Nacional. Además, dado que limita transversalmente con una calle, el solar tiene tres fachadas, lo que mejora claramente sus posibilidades de relación con el exterior.
Casa MK por Mateo Arquitectura. Fotografía por Marie-Caroline Lucat.
La relación visual con un paisaje excepcional (mar, montaña, tierra) que además va cambiando según te levantas en altura, ha sido un argumento central para el diseño de la casa.
La casa se dispone sobre dos plantas (baja, piso) completadas con una parte de sótano (básicamente técnica) y una cubierta inclinada (que genera algún espacio de servicio) y terrazas.
A la planta baja, con los espacios colectivos habituales, se accede desde la calle por un gran espacio semicerrado, intermedio entre lo público y lo privado, lugar de intercambio, almacenamiento, posible aparcamiento, etc. La superficie interior de la planta se abre totalmente al exterior (jardín, piscina y primera visión desde la tierra del paisaje); lateralmente, un patio sobre la medianera nos permite la entrada de la luz del sur.
La primera planta, con los dormitorios, también acaba en otra terraza con otro punto de vista sobre el paisaje. Finalmente, la cubierta permite de nuevo y ahora, ya más arriba, un goce total del espectáculo de la naturaleza en gran dimensión.
Casa MK por Mateo Arquitectura. Fotografía por Marie-Caroline Lucat.
La casa está construida con paredes de carga de hormigón, aislamiento generoso en exteriores más estucado que se relaciona con el suelo en las fachadas con un zócalo de marés de altura variable. Los forjados son de hormigón, las carpinterías de aluminio y las persianas son correderas, de aluminio o de madera según los casos.
La casa tiene tres fachadas. A la calle de acceso, la escala y las proporciones nos relacionan con sus vecinos. Sobre la calle lateral, que recoge la secuencia de habitaciones y piezas pequeñas, la composición intenta un diálogo entre ventanas, persianas correderas y muros. La dualidad de colores intenta recoger ventanas y correderas en una unidad.
Y finalmente, la fachada al campo está marcada por grandes aberturas y correderas de madera, más domésticas y táctiles, ya que construirán un límite continuo entre el interior y el exterior. El volumen resultante es el de un paralelepípedo que se escalona y retranquea hacia el gran paisaje.
En su simplicidad y escala, el proyecto plantea una cierta complejidad de argumentos.