El proyecto tenía por objetivo convertir la iglesia en un auditorio y en un equipamiento cultural. La actuación ha consolidado la iglesia sin borrar el proceso de deterioro y de hundimiento que había sufrido el edificio.
El proyecto ha permitido mantener los valores espaciales interiores de la iglesia, con las insólitas entradas de luz producidas por los hundimientos parciales sufridos por las cubiertas, diferenciando claramente la construcción originaria de los nuevos elementos ejecutados. El resultado final permite leer las heridas históricas y los valores espaciales más importantes del edificio sin renunciar al uso de un lenguaje contemporáneo en los nuevos elementos planteados en la intervención.
Los nuevos volúmenes necesarios para el funcionamiento del equipamiento (salas de instalaciones. Instalaciones o accesos verticales) se han situado a caballo entre el interior y el exterior del edificio con el objetivo de preservar el espacio unitario de la nave de la iglesia. Los nuevos accesos se han planteado de manera que permiten realizar un recorrido circular completo por el edificio generando vistas singulares y diversas.
La intervención ha pretendido preservar el legado histórico del edificio añadiendo nuevos valores que realzan y singularizan de forma contemporánea la iglesia del antiguo convento de Sant Francesc. Está previsto que, en el futuro, una última fase complete la actuación ubicando el archivo histórico del municipio a las plantas altas del lado sur de la iglesia.