La mezcla de ambos estilos, muestra esa identidad que quieren mostrar los arquitectos, una vivienda que evoluciona pero que no se olvida ni de su pasado ni de su localización. Dejando la estructura de vigas de madera que sostienen la cubierta muestran la historia de la casa.
Descripción del proyecto por Enrique Espinosa + Lys Villalba
The Young Old House: Ampliación de una casa de campo para una vida rur-urbana
The Young Old House visibiliza una alianza entre objetos y habitantes del medio rural y urbano, entre lo viejo, lo actualizado y lo nuevo, que permite repensar modelos contemporáneos de habitar un territorio rur-urbano.
En este proyecto, la cerámica, que aparece de manera protagonista en los exteriores, permite diferenciar ampliación de la preexistencia, dotando de color, textura, durabilidad y una imagen singular a la casa.
Las piezas utilizadas son piezas de gres de 20 x 50 cm., extrusionadas en relieve (cuatro ondas), con formación de colas de milano en la parte posterior, esmaltadas en verde y producidas a medida.
01. El paisaje de las tres migraciones
El territorio de Cercedilla, ubicado en la Sierra de Guadarrama de Madrid, ha sido modelado por las migraciones campo-ciudad de las últimas décadas, desde el éxodo rural de postguerra, a las Leyes del Suelo de finales de los 90 que liberalizaron la gestión del territorio.
Recientemente, aparece un nuevo tipo de habitante rural y al mismo tiempo urbanita: una población que vuelve al campo sin haberse ido de la ciudad. Estos ciudadanos en tránsito generan nuevas alianzas que continúan transformando el paisaje: en el prado de la casa de Ana y Manolo, pastan las vacas de Luis, un ganadero local, que a su vez cuidan esta zona del monte. La convivencia entre comunidades rurales tradicionales y nuevos habitantes rur-urbanos permite construir ecologías inéditas, fundamentales para mantener el equilibrio y el cuidado de un territorio en cambio.
02. La casa que crece por capas
Tras heredar esta casa, Ana, Manolo y sus cuatro hijas se proponen hacerla crecer y adaptarla así a su condición rur-urbana. La vivienda, de los años 70, no contaba con aislamiento térmico, ni tampoco con una relación directa con el paisaje. Por ello, se diseña una estrategia triple que permite ampliar, relacionar y acondicionar térmicamente la casa, progresivamente, cuidando tanto el confort y el consumo energético, como del disfrute de su condición rural.
En una primera fase, se lleva a cabo una ampliación mediante tres volúmenes bajo cubierta, revestidos por piezas cerámicas que diferencian lo nuevo: una zona de estar extendida, la habitación de las cuatro hijas (en el antiguo garaje y leñero) y un cuarto de instalaciones de calefacción. Los muros se cortan y en su lugar se diseña una estructura metálica que permite abrir totalmente la nueva zona de estar al paisaje. La cubierta se sustituye, recuperando sus materiales que en segunda vida se transformarán en mobiliario.
En fases posteriores, Sahari, antiguo albañil y ahora empleado de la familia, irá desmontando cada una de las fachadas para aislarlas y volverlas a reconstruir en sucesivos veranos.
03. Los objetos que fueron y los que son
En The Young Old House nada está en su sitio original. El mobiliario de la casa se fabrica a partir de materiales recuperados de la antigua fachada y la cubierta. Ahora el techo está en la mesa —cuatro antiguas vigas cortadas conforman las mesas del comedor—, la fachada es un banco corrido —de traviesas recuperadas—, las contraventanas rojas reensambladas son las nuevas puertas, la pizarra de la antigua cubierta espera en el granero a ser la futura fachada, el granito del leñero es el nuevo escalón de salida al campo... A esta familia de materiales antiguos con segundas vidas se superpone otra nueva, fabricada principalmente en metal, que acerca la casa al paisaje: una puerta oculta para salir directamente al campo, unas lámparas giratorias para cenar en el prado en las noches de verano, cuatro camas de quita y pon, dos ojos de buey desde los que poder ver a través, desde el norte, el paisaje sur.