El volumen situado a la izquierda del pasillo alberga las zonas públicas y se le incorpora otro volumen, en este caso con cubierta a cuatro aguas, que sirve como luminaria, para el baño. El conjunto del edificio se dispone en tres niveles diferentes, el más alto para la zona privada, el intermedio para la pública y el tercero y más bajo para la piscina que se abre al horizonte hacia la desembocadura del Guadalquivir.
Materialmente, el edificio está construido mediante hormigón in situ, la parte en contacto con el terreno, elemento que sirve como apoyo para los tres volúmenes blancos construidos con muros de carga cerámicos y aislamiento exterior, remitiendo a una construcción esencial adintelada. La totalidad del edificio está construido para obligar al visitante a mirar hacia el río, mediante muros y bancales, y desapareciendo así la mirada al vecindario.
Casa con dos alas por Sol89. Fotografía por Fernando Alda.
Casa con dos alas por Sol89. Fotografía por Fernando Alda.
Descripción del proyecto por Sol89
Nuria y Manuel se trasladan al sur desde el norte de España, buscan la luz meridional, el aire de Sanlúcar, vivir una casa. El terreno donde hemos de construir la vivienda está a los pies de una loma, con pendiente orientada hacia la desembocadura lejana del río Guadalquivir que aparece en el horizonte. La casa no debe ser muy grande pero sí permitir una cierta independencia entre estancias que ellos habitarán a diario y otras donde poder acoger a familiares o invitados o donde disponer un espacio de trabajo.
Entendemos el programa como una casa vivida con dos intensidades diferentes: la casa cotidiana y las otras estancias menos habituales, que pueden convivir en vecindad pero no precisan de relaciones directas. Esto nos permite fragmentar el programa y articularlo a través de espacios exteriores, proponiendo una casa de una planta, más amable y accesible, en contacto continuo con la tierra y que se expanda incorporando el vacío entre las piezas construidas.
Así los usos interiores se resuelven en dos alas, la primera orientada al oeste y al Guadalquivir y la segunda al este y al campo de olivos situado al fondo del terreno, dos alas desplegadas para abrazar el máximo espacio posible. El proyecto propone explorar la noción de envergadura frente a la de tamaño: una casa modesta en dimensiones que al separar las alas abarca mucho más espacio del que ocupa.
Casa con dos alas por Sol89. Fotografía por Fernando Alda.
La mayoría de las nuevas viviendas alrededor disponen una única plataforma para domesticar la pendiente donde emplazan un sólo volumen, de este modo borran la huella de la tierra y desde el acceso a los pies del desnivel las casas se imponen excesivamente. Proponemos que la casa revele el terreno sobre el que se asienta sin ignorarlo. La primera acción consiste en establecer tres bancales sucesivos que van adaptándose al perfil del terreno.
El más alto de ellos acoge las dos estancias de uso esporádico abiertas a sendos patios; a continuación una segunda plataforma más baja alberga un patio en recodo que reúne el acceso a las distintas piezas y la casa diaria, prolongada en una terraza protegida por una trepadora que duplica el espacio interior y lo expande hacia el horizonte; finalmente un último nivel corresponde a la piscina que se encuentra con el terreno y se gira siguiendo la dirección hacia el río.
Casa con dos alas por Sol89. Fotografía por Fernando Alda.
Los bancales escalonados y los volúmenes que albergan el programa responden a dos lógicas constructivas diferentes. Los primeros resultan un zócalo adaptado a la topografía en el que suelos horizontales y muros verticales se ejecutan con hormigón in situ, este suelo moldeado se encarga de conciliar el terreno con la casa y domesticar la tierra. Sobre él se disponen tres volúmenes blancos construidos con muros de carga cerámicos y aislamiento exterior, remitiendo a una construcción esencial adintelada cuya altura se reduce a través de secciones planas para hacer más amables los espacios intermedios surgidos entre ellos.
Además de los dos volúmenes correspondientes a la casa diaria y a las estancias de uso esporádico, un tercer volumen que alberga el baño avanza sobre el patio de acceso y se gira respecto a la traza paralela de los bancales, introduciendo una distorsión en la planta mediada por la dirección de las vistas al río Guadalquivir. Esta alteración del orden geométrico establecido tensa la entrada a la casa y protege de las vistas al fondo del patio de acceso. Un muro construido en el límite de los bancales matiza las miradas al exterior, subrayando la vista lejana del río, protegiendo de la vecindad más inmediata y cualificando los espacios intermedios que quedan constituidos como habitaciones exteriores en las que resguardarse del viento gaditano y del sol meridional.
Finalmente, la casa exterior ahueca la casa interior, diluyendo los límites de la estancia doméstica posibilitado por un clima amable donde el adentro y el afuera se confunden.