
Insitu planteó una planta libre de 4 × 21 m de superficie y una altura de 4 m. La estructura de balloon frame, junto con la presencia de patios y lucernarios, permite la entrada de luz y aire, lo que favorece la ventilación cruzada y una mejor habitabilidad de la vivienda. Los detalles, los encuentros, las uniones mecánicas y los sistemas constructivos utilizados son el resultado de una reflexión orientada a lograr una ejecución óptima para habitar.
El material principal empleado en la obra fue la madera de huayruro, muy común en la zona, con la que se logró una estructura ligera, dura y resistente a las condiciones climáticas. El proyecto fomenta un aprendizaje transversal mediante un proceso continuo, no convencional, de prueba, error, pausa, mejora y nueva prueba. En este proceso, el error se convierte en una herramienta esencial e inseparable del proceso en sí mismo.

Obra Habitada en Huayruro por Insitu. Fotografía por Eleazar Cuadros.
Descripción del proyecto por Insitu
En Perú el 93% del crecimiento urbano es autoproducido (Espinoza, 2022), se hace de manera progresiva, en períodos prolongados de ejecución y espera. En este contexto, la arquitectura es casi siempre demasiado cara, demasiado lenta, más aún si se trata de la recuperación de un saber constructivo no convencional, donde la accesibilidad adecuada a mano de obra especializada representa elevados costos debido al limitado acceso al conocimiento técnico.
En esa dirección, la «Obra habitada en Huayruro» se trata de un proyecto que se instala dentro de las lógicas de la autoconstrucción planificada, asistida y progresiva, haciendo frente a limitaciones culturales-constructivas, económicas, y burocráticas de los procesos de obra en el tiempo.
El proyecto instala la pregunta sobre en qué momento la arquitectura debería añadir valor para vivirse, entenderse y decirse, ¿acaso cuando está concluida con todas sus aspiraciones, intereses y detalles; ¿cuando se habita mientras se construye?, o cuando se reformula, adapta y transforma a condiciones específicas?

Este proyecto se piensa y se materializa desde aproximadamente 3 años atrás, construyéndose y habitándose en paralelo, atravesando períodos prolongados de pausa y aprendizaje. Convirtiéndose en un taller de carpintería y arquitectura mientras se construye, a la vez que se añade y transforma en una vivienda temporal, para de manera «definitiva» instalarse como una vivienda-estudio; continuando su construcción en el tiempo hasta la actualidad. Es decir, se trata de un proyecto anti-retinal que se manifiesta en sus procesos más que en sus resultados.
En un lote de 4m de ancho y 21 m. de fondo, se plantea una estructura en madera Huayruro (Ormosia Coccinea) con una altura libre de 4m. y de sección transversal continua, cuyo espesor único de 2” permitió su construcción, modificación y aprendizaje durante el proceso de obra.
Un proyecto estable en su estructura e inestable en su interior, producto de su planta libre que le permite su transformación y adaptación en el tiempo. Su sistema de patios y «teatinas» favorecen la ventilación cruzada, así como la iluminación a lo largo de la nave.

El resultado técnico constructivo, de la habilitación e instalación de la nave estructural de madera, es el resultado del esfuerzo máximo de dos personas y una caja de herramientas acotada. Los detalles-encuentros, uniones mecánicas y sistemas constructivos utilizados son producto de esta decisión.
La pieza de arquitectura resultante pretende hablar de sostenibilidad, libertad, flexibilidad y resiliencia, a través de la incorporación de la cultura constructiva-espacial ¨no convencional¨ de su entorno urbano, para pasar a ser parte del proceso de regeneración de la zona monumental de Pueblo Libre.
A través de un proceso continuo, no convencional, de prueba, error, pausa, mejora y prueba, el proyecto promueve un aprendizaje transversal, convirtiendo al error en herramienta y parte indisoluble del proceso del proyecto.