
La propuesta de Civic Architects & VDNDP se ideó como un edificio expositivo donde las actividades académicas y de investigación se hacen visibles. Su organización formal parte del taller de metal y soldadura, situado 1,4 metros por debajo del nivel del suelo, lo que permite una visión panorámica del espacio y de las máquinas desde el exterior.
A través de un gran vacío, los diferentes niveles se conectan visualmente; un atrio piramidal introduce luz natural y vincula verticalmente los procesos donde se desarrollan prototipos y clases, mostrándolos como en un escaparate. La disposición compacta apila cinco talleres, laboratorios y espacios de medición, fomentando la interacción y el contacto visual entre usuarios. Exteriormente, el volumen lineal se integra en el conjunto moderno del Horst, reinterpretando sus torres de servicio mediante tres núcleos de CLT, y equilibrando aperturas y cerramientos según la incidencia de la luz exterior.
Estructuralmente, el edificio se apoya en dos crujías principales de 14 metros y una más estrecha para los servicios. Grandes cerchas de acero de dos niveles reducen pilares y refuerzan la expresividad arquitectónica, mientras los núcleos de CLT aportan estabilidad. Los materiales refuerzan el carácter tecnológico: cerchas vistas recubiertas de azul ignífugo, pavimentos grises y techos de PET reciclado generan un ambiente neutro, contrastado por carpinterías de alerce que aportan calidez. La fachada combina madera, vidrio y acero, haciendo legible la organización interna y mostrando la tecnología como esencia del proyecto.

Cubo por Civic Architects y VDNDP. Fotografía por Stijn Bollaert.
Descripción del proyecto por Civic Architects
Expo para ET: el taller a desnivel como núcleo del edificio
En la Facultad de Ingeniería Tecnológica (ET), los estudiantes se capacitan para diseñar tecnología que puede cambiar el mundo. Este significado es prácticamente invisible en el actual edificio de la facultad, "el Horst". CUBE lo cambia todo. Aquí, puedes experimentar lo que representa la facultad.
Al entrar, se observa el taller de metalistería y soldadura de siete metros de altura. Gracias a que el suelo está a 1,4 metros bajo el nivel del suelo, se ven las máquinas y se tiene una visión general de todo el espacio. A través de un gran vacío, también se ven los talleres superiores. Abajo, estudiantes e investigadores trabajan con máquinas; arriba, se construyen prototipos y se imparten clases, mientras que el paisaje del campus es visible desde el exterior. De esta manera, CUBE funciona como una exposición para el profesorado.
Funcionalidad e interacción
Donde antes la investigación exigía aislamiento, hoy la innovación gira en torno a la colaboración. CUBE responde a esto combinando funcionalidad e interacción. El edificio alberga cinco talleres (de soldadura, metalistería, construcción de modelos y ensamblaje), además de unos 500 m² de laboratorio y espacios de medición. Estos se apilan en lugar de uno junto al otro, lo que mantiene la planta compacta, la circulación corta y el contacto visual entre los espacios óptimo.

El taller de metal se ubica en la planta baja, un espacio rebajado. Las oficinas bordean el lado sur, ligeramente elevadas para mayor visibilidad. Arriba, tres niveles albergan unidades de tratamiento de aire. Los talleres de soldadura se encuentran a la derecha, y la entrada de logística con acceso para camiones y montacargas se encuentra en el lado norte. En la segunda planta se encuentran los talleres de ensamblaje y maquetas, y en la tercera, las salas de laboratorio.
Los espacios de circulación, los núcleos de servicio y el almacenamiento se ubican en el extremo este como una columna vertebral que alimenta los talleres, que se pueden configurar libremente. Desde aquí, se pueden ver los amplios espacios abiertos. Un atrio en forma de pirámide aporta abundante luz natural y conecta visualmente las plantas. Los procesos de trabajo son visibles en todas partes, como si se observara bajo el capó del profesorado.
La estructura como declaración arquitectónica
El profesorado desea que el edificio sea adaptable cada semestre. Las grandes luces y las plantas altas de carga lo hacen posible. La estructura consta de dos naves principales con luces de 14 metros y una nave más estrecha para la columna vertebral. Las cerchas de acero de dos plantas reducen el número de columnas en el taller. Los triángulos de fachada y los núcleos de CLT que albergan ascensores, escaleras y servicios proporcionan estabilidad y confieren al edificio una apariencia distintiva. De este modo, la estructura ofrece tanto una solución racional para un uso flexible como un gesto arquitectónico pronunciado, ideal para el profesorado.

Máquina en el paisaje
El Horst es una de las joyas de la corona del campus de la UT. Diseñado en la década de 1960 por Dick van Mourik, el Horst es un conjunto modernista de baja altura con un carré, una torre y satélites. La nueva ampliación se basa en la arquitectura original con una interpretación contemporánea. CUBE se concibe como un nuevo satélite. El terreno era demasiado pequeño para el programa. La solución: un volumen lineal más pequeño con una planta adicional. Esto permite que el conjunto del Horst se lea como un carré con satélites. La planta baja hundida limita la altura del edificio, mientras que los tres núcleos de CLT evocan las características torres de servicio del complejo Horst y reducen visualmente el volumen.
Modernismo para un clima cambiante
El exterior se relaciona con el conjunto Horst, pero está diseñado con mayor conciencia climática. Al igual que el Horst, la fachada de CUBE enfatiza la organización del edificio. Pero a diferencia del resto del complejo, cada fachada es diferente. El edificio está orientado hacia el noroeste. Estas fachadas son transparentes, ofreciendo vistas al paisaje y luz natural difusa. Las fachadas sureste y oeste son más cerradas para evitar el sobrecalentamiento.
Los detalles son refinados. La planta baja cuenta con amplios ventanales con profundos entrepaños que dan al taller hundido, como un escaparate de tecnología de ingeniería. En este caso, la fachada es de madera, lo que aporta tacto y textura. Sobre ella cuelga un nítido muro cortina de vidrio que se alinea con el complejo Horst. Tras ella, se ven las cerchas de acero, que aportan dinamismo al exterior gracias a su juego geométrico con la fachada ortogonal.

Funcionalidad sublime
La arquitectura amplifica la funcionalidad del edificio. Este principio guió cada detalle. Las juntas estructurales se perfeccionaron al máximo, y las vallas, escaleras y fachadas se diseñaron a escala mínima. La paleta de materiales es sencilla y clara, adaptándose a las funciones. Las cerchas de acero proporcionan las grandes luces, revestidas de azul ignífugo para enfatizar la estructura espacial; los suelos gris claro y los techos de PET reciclado aportan calma y reflexión de la luz; las mamparas de cristal maximizan la conexión visual. Esta robusta base se complementa con marcos de alerce tanto en el interior como en el exterior, aportando calidez. Los núcleos de CLT refuerzan esta característica. Las instalaciones expuestas están diseñadas con precisión y contribuyen al carácter técnico del edificio. Todo el edificio respira «Tecnología de Ingeniería».