La intervención en la escalera de acceso desde la antesacristía se soluciona mediante apoyos de madera de roble en los tramos que afectaban gravemente al ábside románico, liberando el espacio con una solución visualmente muy ligera, y apostando por la puesta en valor de distinto elementos destacados de los que se separa.
El proyecto genera un espacio diáfano en torno a un único pilar, formando una planta de cruz, que gracias al uso de una estructura singular de madera, genera un ambiente cálido en diálogo con los muros de arenisca preexistentes. La cubierta mantiene la materialidad tradicional de teja árabe, pero adopta una solución constructiva contemporánea de doble enrastrelado y canalón oculto, que mejora las prestaciones y reduce el mantenimiento.
Cubiertas de la sacristía de la Catedral de Ciudad Rodrigo por Sánchez Gil Arquitectos. Fotografía por Estudio Sánchez Gil Arquitectos.
Descripción del proyecto por Sánchez Gil Arquitectos
La zona de intervención, que afecta en planta a un área muy reducida de apenas 16x16 metros, presenta una gran complejidad histórica y constructiva reflejo de las distintas etapas de la catedral: los ábsides románicos, la antesacristía gótica del siglo XIV, la nueva cabecera proyectada por Rodrigo Gil de Hontañón y la sacristía del siglo XVI y sus bóvedas tardobarrocas.
Por otra parte la cubierta que englobaba estos espacios respondía a una solución de necesidad a causa de los daños y afecciones derivados de los asedios de la ciudad durante la Guerra de la Independencia unido a periodos de importante carestía económica, con numerosos puntales y apeos apoyados directamente sobre las bóvedas medievales, con una densidad muy elevada de soportes y una solución de cubrición que además de ineficaz presentaba un estado de conservación deficiente.
Cubiertas de la sacristía de la Catedral de Ciudad Rodrigo por Sánchez Gil Arquitectos. Fotografía por Estudio Sánchez Gil Arquitectos.
La intervención llevada a cabo, además de asegurar la estabilidad y estanqueidad, ha consistido en la puesta en valor del conjunto de manera que permita la visita turística en grupos reducidos con el fin de redescubrir la riqueza histórica del edificio y la belleza de los distintos espacios restaurados, con un carácter moderno y a la vez respetuoso con la catedral. Para ello se plantea una nueva solución constructiva que mantiene la geometría exterior original de la envolvente pero en la que se despeja el espacio situado bajo la misma potenciando la contemplación de las cubiertas originales de piedra de la catedral románica. Para ello se han eliminado todos los añadidos generando una sala diáfana en torno a un único pilar, en forma de cruz, que aúna el simbolismo junto con la función mecánica, gracias al uso de una estructura singular de madera. La entrada de luz, realizada mediante cuidadosos lucernarios, no perceptibles en la visión exterior fundamentalmente desde la zona de la muralla próxima, refuerza la importancia de las distintas etapas y evocan al visitante la naturaleza inicial del conjunto concebido como espacio exterior.
La cubrición mantiene el material tradicional, la teja árabe, pero con una solución constructiva contemporánea que mejora las prestaciones y reduce sensiblemente el mantenimiento, mediante doble enrastrelado, canales tipo talón clavadas y cobijas fijadas mediante gancho. Todos los puntos singulares con los muros históricos y los lucernarios se resuelven con pesebrones de plomo mientras que en el alero, para evitar la aparición de canalones, se ha optado por la disposición de una pieza de pizarra volada, vista inferiormente, sobre la que se dispone una chapa de cobre que garantiza la estanqueidad y sirve de goterón, de manera que desde la calle se percibe como una línea de sombra.
Cubiertas de la sacristía de la Catedral de Ciudad Rodrigo por Sánchez Gil Arquitectos. Fotografía por Estudio Sánchez Gil Arquitectos.
Dentro de la intervención destaca así mismo la realización de una nueva escalera de acceso desde la antesacristía, dado que la preexistente se encontraba en un estado ruinoso y con una solución de apoyos de los tramos que afectaban gravemente al ábside románico. En su lugar se planteó la realización de una nueva que libera, en la medida de lo posible, el espacio y pone en valor el ábside del Evangelio del que se separa, y distintos elementos destacados, una ventana románica figurada, dos góticas sobre la sacristía, la cornisa de canes original, etc. Para ello se ha reducido ligeramente su dimensión y planteado una solución visualmente muy ligera, con zanca enteriza central en «Z» de madera laminada en la que rebaja el apoyo de los peldaños, de madera de roble, que vuelan hacia los laterales y que funcionan como un cuerpo único, delimitada por una casi inexistente barandilla de redondos calibrados de acero pavonados. Por otra parte en el nivel superior se plantea un nuevo forjado con vigas pareadas, con pavimento de roble FAS tratado al aceite, que se separa de los muros de la Capilla Mayor generando un espacio en doble altura puntuado por la luz cenital, en el que el material, junto a las zancas, tabicas, así como la nueva estructura generan un ambiente cálido que dialoga con los muros de arenisca preexistentes.