«Socarrado», ideado por Nomad Studio, despliega un gran anillo de 15 metros de diámetro que configura un espacio a modo de refugio. En su interior se genera un vacío de tres metros de diámetro, delimitado por troncos elevados que forman una pequeña bóveda.
La instalación —construida en colaboración con la comunidad, instituciones, empresas locales y voluntarios— se compone de sabinas quemadas recuperadas del terreno y de un perímetro con troncos apilados para conservar la huella del fuego. Evoca la introspección, el silencio y una experiencia física y emocional, generada por la penumbra y la perforación de un hueco de luz hacia el cielo, en su punta más alta.

Socarrado por Nomad Studio. Fotografía por Nomad Studio.
Descripción del proyecto por Nomad Studio
Nomad Studio convierte un paisaje arrasado por el fuego en un lugar de contemplación, memoria y renacimiento a través de su obra
Tras su presentación en otoño de 2025, la instalación Socarrado, creada por Nomad Studio, pasa a formar parte de manera definitiva del Parque Natural Sabinares del Arlanza – La Yecla (Burgos).
Lo que originalmente se concibió como una intervención temporal ha provocado una respuesta tan intensa entre sus visitantes que tanto el municipio de Santo Domingo de Silos como el Parque Natural han decidido integrarla de forma permanente en el territorio.
La instalación se sitúa en uno de los enclaves más afectados por el incendio que en 2022 arrasó más de 2.800 hectáreas del parque. En este contexto de devastación, Nomad Studio ha creado una obra que se levanta como un gesto colectivo de reparación y como un recordatorio del vínculo ancestral entre las comunidades rurales y su entorno.
Un círculo de sabinas calcinadas para recordar y renacer
Con la forma de un gran anillo de 15 metros de diámetro, la instalación se ha construido íntegramente con sabinas quemadas recuperadas del terreno. Los troncos, apilados de manera concéntrica, conforman un perímetro oscuro que conserva la huella del fuego. Las copas, orientadas hacia el exterior, se extienden sobre el paisaje como un eco de lo que una vez fue bosque.
De esta manera se construye un refugio inspirado en las tradicionales construcciones castellanas para proteger los rebaños de los depredadores.
El interior del círculo revela un vacío de tres metros de diámetro, delimitado por troncos seccionados que se elevan para formar una pequeña bóveda. En su parte superior, un punto de luz perfora la masa de madera carbonizada y enmarca un fragmento de cielo.
El olor a resina, como un bálsamo de ritual proveniente de los propios troncos cortados, la penumbra contenida y la verticalidad del hueco configuran un espacio de introspección y silencio, abierto a una experiencia física y emocional intensa.
“Socarrado invita a los visitantes a estar presentes, cultivar la autenticidad y restaurar su vínculo esencial con la tierra.” Laura Santín
Más allá de su dimensión material, Socarrado plantea una reflexión crítica sobre la fragilidad del paisaje y sobre la pérdida de referencias en una época donde lo digital invade y distorsiona la relación con la realidad.
En su sencillez formal, la obra señala una urgencia: detenerse, recuperar la atención y restablecer el vínculo con aquello que no puede replicarse mediante pantallas ni avatares.
El círculo de sabinas funciona como un recordatorio de lo que permanece incluso después del desastre: la tierra, su memoria y la responsabilidad compartida de cuidarla.
Y es así como proyecto compartido, que esta instalación no existiría sin la implicación directa de vecinos, instituciones, empresas locales y voluntarios, que hicieron posible su construcción mediante un proceso completamente financiado por aportaciones colectivas.
Ha sido posible además gracias a la colaboración de SOMACYL, el Ayuntamiento de Santo Domingo de Silos, el Parque Natural, Bombyte y diversos agentes locales.
Además, forma parte de Uncomissioned Exhibition, un programa internacional desarrollado por Novo Collective, un colectivo de artistas que impulsa intervenciones artísticas capaces de activar el espacio público desde nuevas miradas y metodologías de creación colaborativa.
Esa dimensión comunitaria se convierte en una parte esencial del significado de la intervención.
Arte en el interior del arte
Como una obra dentro de la obra, en marzo de 2026 en el inicio de la primavera, el artista William Kingswood presentará la acción performativa ergo IGNIS, realizada junto a intérpretes locales y concebida como un ritual de conciencia en el lugar.
“Una desolación, un retorno a la naturaleza, un refugio en un paisaje inhóspito.”
Kingswood, tras visitar la obra, destaca el profundo diálogo entre paisaje, memoria y creación compartida, subrayando el potencial reparador del arte cuando se enraíza en un territorio herido.
Socarrado se alza como parte del paisaje, como un eco silencioso de lo que allí sucedió, transformando la huella del incendio en una obra que nos recuerda que incluso desde la devastación es posible volver a escuchar la tierra y aprender a reconectar, con mayor conciencia y humildad, con la naturaleza.