La intervención en la Casa Can Tomeu, traslada el acceso principal al al espacio central de la vivienda, una sala en doble altura, que constituía un antiguo viñedo. Las tres habitaciones se encuentran a la izquierda, dos en planta baja, y una en la primera planta. En la zona de la ampliación, formada por dos volúmenes maclados entre sí, se ubica la sala de estar y la cocina, estas cuentan con grandes ventanales que permiten disfrutar de la naturaleza.
El proyecto ejecuta la rehabilitación respetando al máximo el entorno de la Casa Can Tomeu. Con el objetivo de fomentar un turismo sostenible y autosuficiente, sigue criterios de sostenibilidad para preservar el medio rural. Implementa placas solares, depósitos de gasoil y reaprovechamiento de las aguas grises y de lluvia, pasando por procesos de fitodepuración natural.
Descripción del proyecto por Andrea Solé Arquitectura
Situada a los pies del parque Natural del Garraf, Can Tomeu forma parte del conjunto de la Masia Corral d'en Capdet construida en los años 1800 como explotación agraría y ganadera. Tras pasar de generación en generación fue abandonada y ocupada hasta ser adquirida para transformarla en turismo rural.
Can Tomeu se trabataba originalmente de la casa dels “masovers”, personas encargadas del mantenimiento de la finca. El paso del tiempo y su abandono habían llevado al edificio a un estado de considerable degradación, tan solo los muros portantes habían perdurado. Aún así, su catalogación de Bien Cultural de Interés Local (BCIL), imponía que se mantuviera todo lo existente, es decir, unos muros en muy mal estado.
La ejecución abordaba la rehabilitación de la construcción existente, permitiendo la normativa una ampliación del 30% de su volumen. Debido a la degradación del edificio, y la desaparición por completo de su cubierta, los muros perimetrales habían ido derrumbándose y perdiendo altura. La intervención opta por recuperar así el volumen original y utilizar el 30% de volumen ampliable en forma de anexión.
No obstante, el proyecto inicial fue radicalmente modificado devido a las sorpresas durante la ejecución. Los muros estaban incluso en peor condiciones de lo esperado, y partes de éste se desprendieron, teniendo que buscar nuevas soluciones constructivas. Se unieron todos los muros interiormente con mallas de hierro y un gran refuerzo de hormigón para la coronación de los muros dió lugar a nuevas fachadas, diferentes de las inicialmente propuestas. Así, el hormigón que permitió la conservación de los muros fué el mismo que se expresó en el exterior y que creció el volumen en altura. La nueva balsa también se alzó en hormigón.
La profundidad de los muros en el terreno también resulto ser insuficiente, hecho que provocó nuevas cotas de cimentacion, nuevas soluciones constructivas, nuevos niveles en su interior y una nueva reestucturación de los espacios interiores y exteriores.
Del mismo modo, durante su ejecución, se tomó la decisión de actualizar los materiales escogidos para el interior, las ventanas de hierro fueron substituidas por las de madera dando más calidez al conjunto y el pavimento cerámico evocaba al Mediterráneo a la vez que permitió economizar.
De todos los sucesos durante el proceso de construcción se alza Can Tomeu, con todo el protagonismo en el volumen original de piedra y la ampliación adquiriendo un segundo plano a una escala más humana.
De esta manera se le da a la edificación existente el protagonismo como volumen principal, también de acceso.
Desde el punto de vista funcional, la ejecución del proyecto traslada el acceso principal al antiguo “viñedo”, dando acceso a una sala en doble altura que será el espacio central de la vivienda. A la izquierda se encontraran las habitaciones (dos en planta baja y una en planta primera) cada una con su propio baño y a la derecha, en la zona de la ampliación se ubica la cocina y sala de estar. Esta anexión formada por dos volúmenes maclados entre sí se abre al exterior controlado a través de grandes ventanales permitiendo disfrutar de la naturaleza.
El espacio exterior queda recogido mediante la nueva ampliación y la creación de una balsa que se eleva sobre el nivel del suelo permitiendo al individuo recogerse frente a la amplitud del parque del Garraf. A su vez esta balsa elevada separada visualmente del camino público que cruza la finca impidiendo al paseante ver lo que pasa en el interior de la casa.
La actuación, supone una segunda vida para el edificio, redescubriendo los espacios interiores existentes de geometría clara y potente que tras la intervención constituyen una experiencia espacial nueva.
La ejecución de rehabilitación de todo el conjunto arquitectónico se hace respetando al máximo el entorno donde está situado. Se siguen los criterios de sostenibilidad necesarios para preservar el medio rural, potenciando de esta manera un turismo sostenible y autosuficiente. Se ha realizado un proyecto para gestionar de manera autosuficiente todo el conjunto arquitectónico (mediante placas solares, depósitos de gasoil y reaprovechamiento de las aguas grises y de lluvia, haciéndolas pasar por unos procesos de fitodepuración natural).