La intervención de Ignacio Laguillo Diaz propone una organización más eficiente del Consistorio, restaurando y proponiendo soluciones constructivas tradicionales adaptadas a las exigencias de nuestro tiempo.
La nueva organización une el edificio histórico del siglo XVIII y otro más reciente con un nuevo volumen que enmarca el nuevo acceso público. Este volumen completa la manzana, presentándose a la calle de una forma hermética.
El edificio se escalona sutilmente en sección conforme asciende a su cubierta, generando una percepción de ligereza que se contrapone a su masividad inicial. Los materiales y las técnicas utilizadas establecen un diálogo entre el pasado y el presente, utilizando elementos relacionados con la agricultura.
Rehabilitación y ampliación del Ayuntamiento de Fuentes de Andalucía por Ignacio Laguillo Diaz. Fotografía por Fernando Alda.
Descripción del proyecto por Ignacio Laguillo Diaz
Fuentes de Andalucía, en pleno valle del Guadalquivir, presenta, además de una riqueza cultural y monumental, un gran interés paisajístico y una relación histórica con la agricultura. La Plaza de España, su espacio público más representativo, alojó el primitivo Ayuntamiento, aunque en el siglo XVIII, tras su ruina en el terremoto de Lisboa, vuelve a levantarse uno nuevo de traza neoclásica, proyectado por el arquitecto madrileño Ventura Rodríguez.
Sobre este conjunto edificado, junto a otros más recientes de escaso valor y una serie de vacíos intermedios, situados en un entorno catalogado, se procede a las obras de rehabilitación y ampliación. Además de por su interés patrimonial, la intervención propuesta se caracteriza por una reducida inversión económica que exigió concentrarse en los aspectos más esenciales; una organización eficiente del Consistorio, restaurando y proponiendo soluciones constructivas tradicionales adaptadas a las exigencias de nuestro tiempo.
Rehabilitación y ampliación del Ayuntamiento de Fuentes de Andalucía por Ignacio Laguillo Diaz. Fotografía por Fernando Alda.
La intervención resuelve la nueva organización, uniendo el edificio histórico del siglo XVIII y otro de más reciente construcción con un nuevo volumen que enmarca el nuevo acceso público. Este volumen completa la manzana, presentándose a la calle de una forma hermética, sin orden ni huecos que permitan adivinar el programa público que acoge su interior. Frente a esta masividad, el edificio se escalona sutilmente en sección conforme asciende a su cubierta, resultando un hallazgo de ligereza que se contrapone a su masividad inicial. El carácter público y abierto de la institución se refuerza con la propuesta de visita a sus cubiertas. Recorridos que se conectan con la tradición de torres-campanarios y miradores que se elevan en numerosos puntos del casco para disfrutar de su paisaje agrícola.
Mediante el uso de los materiales y de las técnicas constructivas se establecería un puente de unión entre pasado y presente. En este sentido, gran parte de la materialidad del conjunto se confió a revestimientos de mortero de cal natural que incorporan, en el caso de sus fachadas, semillas y trazas vegetales que evocan la relación histórica del municipio con los cultivos y su agricultura.