El conjunto museístico desarrollado por estudioHerreros alberga tres pabellones, donde se encuentran los diferentes espacios culturales del programa. Una cubierta porosa atravesada por la luz natural y la vegetación, conecta los tres pabellones mediante un espacio que difumina las categorías de interior-exterior y natural-artificial debido a su morfología de construcción porosa y transparente, en un espacio flexible sin límites ni jerarquías.
La estructura en retícula de vigas de acero de alma llena que forman la cubierta, está coronada coronada por un conjunto de cúpulas translúcidas que derraman su luz enigmática en tres plazas: una abierta a la ciudad, otra al lago y otra al bosque de alisos, que tienen la vocación de ser espacios expositivos, flexibles y programables.
MALBA PUERTOS por estudioHerreros. Fotografía por Juan Giménez.
Descripción del proyecto por estudioHerreros
«El proyecto de estudioHerreros nace del deseo de ampliar el impacto cultural y social del museo a otras audiencias no habituadas al arte contemporáneo. También de la necesidad de albergar nuevas formas de expresión y exhibición acordes al museo del Siglo XXI, en el que las disciplinas y formatos son cada vez más híbridos e interdisciplinares, y al visitante, un participante activo de la obra de arte».
Eduardo Costantini, fundador del museo MALBA.
MALBA PUERTOS, el nuevo enclave de la institución capitalina en Escobar, no es un museo al uso sino un conjunto de acciones arquitectónicas y paisajísticas que pretenden construir un centro de gravedad de la vida artística y cultural de la zona norte de la Provincia de Buenos Aires. En MALBA PUERTOS confluyen tres intereses inevitables para entender el papel actual de las instituciones culturales: el arte como instrumento con el que hacerse preguntas sobre las contradicciones del presente; la fragilidad de la naturaleza como fundamento de nuestra relación con el mundo; y la atención a las comunidades locales cuya historia debe ser reescrita. Frente a semejante pedido, el proyecto de estudioHerreros, con la complicidad de Bulla en el paisajismo, FloraEstudio en la producción industrial de los equipamientos y Torrado Arquitectos como estudio local, no responde con un edificio compacto y bien delimitado sino con una construcción porosa, transparente, sin límites ni jerarquías, en la que se mezclan el disfrute de las prácticas creativas más experimentales, el encuentro entre grupos sociales desconexos, y el aprendizaje transgeneracional gracias a la flexibilidad de su esquema espacial y constructivo que diluye las categorías de interior-exterior y natural-artificial.
MALBA PUERTOS es la superposición de tres modelos expositivos que desbordan el museo convencional que no es frecuente que compartan proyecto: un circuito de esculturas al aire libre que trata de asociar el enclave urbano circundante al arte contemporáneo y de llamar la atención sobre el valor incalculable de la reserva natural de los lagos; un bosque geométrico que enmarca una plantación de árboles alisos cuyos claros actúan como salas de exhibiciones al aire libre; y un conjunto de tres pabellones y tres plazas que conforman el corazón del proyecto que merece una descripción más detallada.
Una gran cubierta de 3.500 m², atravesado por tres enormes árboles Ibirá Pitá, se apoya sobre tres pabellones que albergan: una sala de exposiciones, junto con una pequeña librería y una tienda de diseño; un depósito de obras de arte visitable con un espacio pedagógico y un café; y un volumen totalmente acristalado que aloja una instalación escultórica permanente del artista tucumano Gabriel Chaile. Los pabellones son prismas de construcción ligera con una estructura perimetral repetitiva de soportes de acero y partes opacas de paneles de cemento reconstituido. Su simplicidad y condición isótropa, un cierto carácter industrial y el esfuerzo por integrar con naturalidad las instalaciones vistas, diluyen la habitual solemnidad asociada al ingreso y recorrido de los museos.
La gran cubierta está conformado por una retícula de vigas de acero de alma llena coronada por un mar de cúpulas translúcidas que derraman su luz enigmática en tres plazas: una abierta a la ciudad, otra al lago y otra al bosque de alisos, que tienen la vocación de ser lugares expositivos, estanciales y programables, desde mercados a performances, pasando por cine al aire libre, exposiciones o fiestas. La arquitectura crea el espacio y la infraestructura que hace posible el milagro multiformato que se prolonga en el corredor natural de las «Salas del Bosque» que contiene los mencionados tres espacios expositivos al aire libre rodeados de árboles alisos. La secuencia geográfica del eje lago-museo-bosque se completa con la incorporación del verde, el agua, el viento y el sol como recursos energéticos mediante parterres vegetales que controlan la humedad, aljibes de reutilización del agua de lluvia, paneles solares fotovoltaicos o la canalización de las corrientes de aire mediante pantallas vegetales.
El ritual de «visitar» un museo deviene en «habitar» la ambigüedad del espacio, abierto o cerrado. Los niños y adolescentes son el grupo de mayor atención a los que abrir la oferta del centro. Para ellos la arquitectura hace accesible el depósito de arte, habitualmente oculto y misterioso, en la idea de que entienden la importancia de un fondo artístico que es una crónica viva de su propia historia; y se dispone de un espacio equipado de las tecnologías adecuadas para actividades formativas que incluyen acciones colectivas, proyecciones, conferencias, talleres, etc., además de la activación intensiva de los espacios bajo el gran techo.
MALBA PUERTOS es un manifiesto sobra las instituciones que deseamos y de cómo apoyarse en la capacidad transformadora de la arquitectura para expandir y liberar las prácticas artísticas más allá de los límites en la ortodoxia.