La compacta volumetría de las viviendas vecinas, en el proyecto de Meneses se rearticula en un programa de varios pabellones que se levantan en un recorrido ascendente, respetando la topografía del terreno, generando una conversación con el jardín formado por una vegetación natural y diversa, y creando una hibridación orgánica con el territorio.
La circulación destaca como una de las ideas centrales de esta obra. A través de una simbólica escalera, sus recorridos generan diversos espacios de observación conectando todas las estancias o pabellones, de una altura considerable, con puertas y ventanales que permiten absorber, como parte del espacio interior, las imponentes vistas de la ciudad.
Descripción del proyecto por Studio Patricia Meneses
En medio de un paisaje rocoso, desértico, en donde un día existió un bosque, una amplia pendiente se eleva conectando con el gran pulmón de la ciudad.
Casa Pedregal emerge de entre las rocas, un espacio habitable compuesto por medio de volúmenes dispersos por el paisaje, espacio de puente entre el bosque urbano y las laderas de la ciudad.
El proyecto busca dar continuidad a ese gran tejido natural y expandirse hacia las montañas, desde el cual se contempla el amplio horizonte de toda la urbe.
Cielos intensos, atardeceres violáceos y ocres de desierto envuelven las vistas de la vivienda desde todos sus espacios.
Una serie de prismas se elevan sobre el territorio, que de forma sutil apenas tocan el terreno natural, dando paso a la creación de un gran jardín que resulta de la continuidad topográfica de la montaña, permitiendo el curso natural del agua y una simbiosis con la vegetación espontánea.
El proyecto se estructura a partir de las grandes formaciones rocosas que dominan el terreno. Pasos elevados se bifurcan a partir del eje vertebrador del proyecto, una pasarela central se eleva recorriendo el territorio a lo largo de más de diez metros de altura, introduciéndonos a una serie de prismas desprendidos de la tierra que albergan los espacios habitables de la vivienda.
El recorrido de ascenso, te suspende sobre la vegetación, un jardín creado para envolver los trayectos cotidianos, convirtiendo el recorrido en un espacio de transición y contemplación, devolviendo al individuo a su estado de conexión original con la naturaleza.
El paisaje se vuelve en sí mismo espacio habitable. El cruce de vientos, la vegetación abundante que filtra la luz y la presencia de agua, generan un micro clima, húmedo y verde en contraste con el contexto árido y seco.
Un gran árbol enmarca el acceso elevando sus hojas, que en una cadencia, fosiliza su paso en la envolvente del espacio superior, desde el cual se entrega al individuo a habitar desde las alturas, su refugio personal.