Ayer se conocía la muerte de uno de esos arquitectos que todos recordamos por diferentes motivos, Michael Graves moría en su casa de Princeton, en New Jersey.

Princeton se había convertido en su casa, en su tienda, en su Universidad, en su bastión desde el que defendió con vehemencia sus posturas postmodernas, pero no todo fue siempre así. Michael Graves llegó a mí mediante un libro, publicado por Gustavo Gili, que recopilaba su amplia producción de obras y proyectos  entre 1966 y 1985. Aquel libro mostraba dos Michael Graves.

Las primeras obras de Graves se presentaban como parte de un grupo de cinco arquitectos norteamericanos, los “White Architects or Five Architects”, con sus propuestas de una modernidad revisada en blanco que recorrieron gran parte de los foros de los años 70. Las Universidades de Estados Unidos y Europa escuchaban las propuestas de aquellas casas blancas realizadas por Michael Graves, Peter Eisenman, Charles Gwathmey, John Hejduk y Richard Meier.

Inicialmente poco conocidos, más allá del círculo académico y de un puñado de clientes para los que habían construido pequeñas casas en lugares como Princeton y el este de Long Island, su decisión de presentarse bajo el nombre de los “Five Architects”, aunque nunca fue un grupo oficial, fue sin duda el comienzo de la comercialización de gama alta en arquitectura. Aquella marca vendría avalada por la primera exposición de su obra en el Museum of Modern Art de Nueva York, en una exposición comisariada por Arthur Drexler, en 1967, a la que siguió otra posterior en 1972 y la edición de un libro titulado “Five Architects” en 1973, publicado por Wittenborn. Dicha marca les haría levantarse con una trayectoria impresionante como figuras de culto durante la década de 1979. Eran un grupo de jóvenes arquitectos que oscilaban entre los 35 años de Gwathmey, (Graves 38) y los 44 años de Hedjuk

En este contexto la obra de Michael Graves, hasta aproximadamente 1977, se presenta con la fuerza o la virulencia de formas que recogen una relectura de la Modernidad. A partir de aquel año los proyectos presentan un cambio radical, unos dicen que la mayor influencia en este viraje fue su nueva relación sentimental que se produce tras el divorcio con su primera mujer, su matrimonio entre 1972-1977 con la bailarina Lucy James, mientras que otros dan mayor importancia a la recuperación de las ideas experimentadas durante su estancia de becario en Roma.

Fuese por esto o no, sus actividades como diseñador de muebles y como pintor emergieron con claridad a partir de ese momento para consolidarse como una de las principales figuras de la Postmodernidad. Esta arquitectura, defendida con pasión pero entendida por muchos como piezas de época, sería la que caracterizaría su obra y pensamiento hasta su muerte. De entre los edificios que aparecían en el libro comentado al inicio, me gustaría destacar el edificio Humana de 1982 y todos recordaran otro por la polémica reciente sobre el derribo o no del edificio de Portland de 1980.

La huella de sus casas postmodernas, radicalmente diferentes a aquellas iniciales, la tienda en la casita azul que se puede encontrar en Princeton o su docencia en dicha Universidad son parte de su legado, sin olvidar la firma que creó, Michael Graves Arquitectura y Diseño, con sede en Princeton y Nueva York  y que ayer realizaba la siguiente declaración:

"De todos sus logros, Michael decía a menudo que, al igual que su propia familia, la creación de la que está más orgulloso era su firma". "A medida que avanzamos en nuestra práctica, vamos a seguir para honrar la filosofía del diseño humanista de Michael a través de nuestro compromiso con la creación de soluciones de diseño únicas que transforman la vida de las personas."

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Contraer

Michael Graves [09.07.1934 > 12.03.2015]  was AIA Gold Medalist and was founding principal of Michael Graves Architecture & Design (MGA&D), well known throughout the world. He wass the 2012 Richard H. Driehaus Prize Laureate and the recipient 2001 American Institute of Architects’ Gold Medal, the highest award bestowed upon an individual by this professional society. He was also the recipient of the 1999 National Medal of Arts and the 2010 AIA/ACSA Topaz Medallion honoring his commitment to architectural education. Critic Paul Goldberger wrote in The New York Times that “Graves is truly the most original voice American architecture has produced in some time.” Michael Graves was the Robert Schirmer Professor of Architecture, Emeritus at Princeton University, where he taught for nearly 40 years.

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