Al contrario de lo que sucedía en la Casa Azuma, en la Casa Koshino la parcela no se encontraba para nada constreñida, y sus amplias dimensiones ofrecieron a Ando una libertad en el proceso de génesis de la vivienda con la que no había contado hasta el momento. Ando aprovechó esta situación para colocar los dos volúmenes que conforman la vivienda de forma oblicua a la calle, tratando de respetar al máximo los árboles que ya existían en la parcela. Además, Ando tomó la decisión de colocar los volúmenes de la vivienda parcialmente hundidos en el terreno con la intención de lograr la máxima intimidad posible.
Ando solo utiliza un material en la construcción de esta vivienda, el hormigón, y lo hace a través de una estructura de muros de carga capaz de ordenar y definir de manera rotunda todos los espacios de la vivienda y a la vez establecer un gran contraste con las irregularidades del terreno. A pesar de emplear el hormigón en todos los volúmenes de la vivienda, su sensación de masividad se ve reducida debido a que la casa se divide en distintas piezas que ayudan a relacionarla con el paisaje y que se pueden percibir de manera unitaria desde el punto más alto de la parcela.
Entre los dos volúmenes de la vivienda se dispone un patio escalonado que surge como sala de estar al aire libre y cuyo escalonamiento da respuesta a la naturaleza intrínseca del lugar adaptándose al entorno. Esta gran escalera recibe la luz del sol que pasa a través de los árboles y la refleja creando un espacio que extiende al exterior la cotidianidad del interior de la vivienda. El propio Ando considera este patio como un espacio natural y autónomo del cual el hombre se apropia. Además, en los muros que ordenan ese patio se crean unas ranuras donde luz y sombra intersecan rompiendo la monotonía exterior.
Además de como sala de estar al aire libre, el patio sirve como espacio de transición entre el exterior de la vivienda y su interior, al cual se abre a través de unas amplias puertas correderas de cristal. El acceso al interior de la vivienda se produce descendiendo una pequeña escalera que da a un vestíbulo horadado en el muro que de nuevo vuelve a recordar al de la Casa Azuma, proyectada por Ando en 1976.
Pasando ya a analizar el interior de la vivienda, su planteamiento funcional es muy sencillo, uno de los volúmenes contiene los espacios públicos y otro los privados. El volumen más corto y ancho de los dos tiene dos plantas y contiene los espacios públicos de la vivienda, como por ejemplo la sala de estar, el comedor o la cocina. El bloque más largo y estrecho es el que acoge los dormitorios, orientados hacia el valle, que se dividen entre los que se resuelven del modo occidental y los que se resuelven del modo oriental, desplegando sus tatamis.
Estos dos distintos volúmenes quedan ensartados en su interior por un corredor subterráneo que pasa justo debajo de las gradas del patio al aire libre y que permite que desde el exterior se perciban como dos rotundas piezas totalmente independientes.
Cuatro años después de haber terminado la vivienda, Tadao Ando recibió el encargo de proyectar un estudio junto a la vivienda. El nuevo volumen se situó totalmente sepultado en la parte más elevada de la parcela y separado del edificio principal. El objetivo que Ando se marcó al proyectar esta nueva pieza fue el de llegar a una nueva composición en el proyecto a través de la introducción de una curva en un trazado preexistente totalmente rectilíneo. A partir de este proyecto, esa dualidad entre la curva y la recta se convirtió en un sello personal de Ando, y estuvo presente en la mayoría de sus proyectos posteriores.
Si bien la luz entra de manera controlada por ventanales y discurre a través del hormigón en todas las estancias de la casa, es en este estudio donde se generan los espacios más espectaculares de la vivienda gracias a la manera en la que Ando introduce la luz. La abertura en la parte superior del muro de contención curvo del estudio le dota de una iluminación cenital capaz de crear un juego de luces y sombras curvas en su interior que contrasta con la lineal iluminación del edificio principal de la vivienda.
Veinte años después, la diseñadora Hiroko Koshino volvió a contactar con Tadao Ando con la intención de renovar el ala de dormitorios de la vivienda, la reconversión transformó este volumen de la vivienda en una nueva casa de huéspedes de dos plantas totalmente independiente. En 2013, con la ayuda de Ando, la propietaria reconvirtió la vivienda en una galería de arte que permite que el visitante disfrute de las obras de arte en un entorno arquitectónico similar al de un museo.
Al sucederse las reconversiones se podría esperar que el concepto originario de esta vivienda hubiese quedado completamente diluido, pero lo cierto es que la constante evolución no solo no ha debilitado su presencia ni sus temas centrales, sino que ha reforzado la unidad arquitectónica de la vivienda.
NOTAS.-
BIBLIOGRAFÍA.-
- Ando, Tadao. (2000). «Tadao Ando: 1983-2000». Madrid: El Croquis Editorial, pp. 36-47.
- Futagawa, Yukio / Eisenman, Peter. (1991). «Tadao Ando: Details 1». Tokio: GA, A.D.A. EDITA Tokyo, pp. 48-57.
- Ando, Tadao. (2019). «Tadao Ando 0 Process and Idea: Expanded and Revised Edition». Tokio: TOTO, pp. 62-69.