Nuestra felicitación para Gonçalo Ribeio Telles que acaba de ser galardonado con el premio Sir Geoffrey Jellicoe.

El premio, conocido como el ‘Nobel’ de la Arquitectura Paisajística, equivalente al Premio Pritzker de Arquitectura que ya tienen otros dos portugueses, Álvaro Siza Vieira y Eduardo Souto de Moura, se diÓ a conocer el pasado miércoles y fue entregado en Auckland, Nueva Zelanda, durante el Congreso de la Federación Internacional de los Arquitectos Paisajistas. Javier Maderuelo realizó para METALOCUS 024 un excepcional texto en el año 2009.

Presentamos aquí un extracto amplio del mismo, creo que nadie mejor que Javier para realizar una presentación brillante de Gonçalo Ribeio Telles .

RIBEIRO TELLES

Quinta del Marquês de Pombal - Jardín de la Fundación Calouste Gulbenkian.

Por.- JAVIER MADERUELO. Texto completo en.- METALOCUS - 024. Madrid, 2009. Pp. 144-155.

Cualquiera que viaje a Portugal y lo haga con los ojos abiertos se puede dar cuenta no sólo de la calidad que ofrece el paisaje espontáneo y anónimo, en los campos cultivados y las dehesas ganaderas, sino también del trabajo de sus paisajistas, lo que se aprecia tanto en los nuevos parques y jardines como en el tratamiento de los frentes litorales y en la propia imagen urbana de sus ciudades, que poseen y mantienen un fuerte carácter y una coherencia visual envidiable. (.../...)

Uno de los primeros alumnos de Cabral fue Gonçalo Ribeiro Telles, fundador de la licenciatura en Arquitectura Paisajista en la Universidad de Évora, autor de numerosos proyectos y creador de jardines, a la vez que maestro de, al menos, dos generaciones de paisajistas que ahora están construyendo la imagen de ciudades como Lisboa.

El trabajo de Ribeiro Telles va a quedar determinado por dos circunstancias: su conocimiento de la estructura agraria de Portugal y, más concretamente, el del funcionamiento de las quintas como unidades familiares de producción, y la experiencia de colaboración con los urbanistas y arquitectos que planificaron los nuevos barrios obreros de Lisboa, como el Polígono 8 de Alvalade (1953), la Avenida D. Rodrigo da Cunha (1953-54) y la Avenida dos Estados Unidos (1957-58).

Con el fin de aproximar al lector a la obra de Ribeiro Telles no voy a realizar aquí un inventario de su extensa producción paisajística ni de sus logradas realizaciones jardineras, me limitaré a presentar sólo dos trabajos que, por motivos diferentes, me parecen ejemplares.

El primero es la actuación en la Quinta del Marqués de Pombal, en Oeiras. (.../...)

En esta finca, hoy muy recortada y asediada por construcciones actuales que la rodean, Ribeiro Telles interviene con ideas y composiciones decididamente modernas en un conjunto histórico, respetando los diferentes elementos preexistentes y acentuando los recorridos y lugares de estancia con actuaciones, construcciones y plantaciones decididamente actuales, pero absolutamente respetuosas, cuyo sentido es diferenciar y poner en valor lo que existía previamente en el lugar.

El “tema” de la actuación en esta finca es el agua. La Quinta está surcada por un pequeño río canalizado que divide la propiedad en dos mitades, de él parten acequias, surgiendo fontines y estanques que dan vida al lugar. El tratamiento paisajista que Ribeiro Telles ha aplicado en esta Quinta histórica es un ejemplo de actuación interpretativa frente a esas reconstrucciones acartonadas que surgen de la aplicación de recetas “restauradoras”, aparentemente fieles al pasado, pero que al ser aplicadas sin otros criterios pierden la capacidad de emocionar a quien las visita.

(.../...) Ribeiro Telles, por el contrario, no cree que se pueda hablar de un “jardín portugués” capaz de poseer unas formas o fórmulas propias y diferentes de las desarrolladas en otros países, pero, sin embargo, hay algo claramente distinto en la manera de trazar jardines en Portugal que no es mero resultado del determinismo climático y organoléptico de sus suelos, que tampoco consiste en la copia de los modelos que se realizan en otros países, como sucede en esta finca del ilustrado Marqués de Pombal. (.../...)

En cuanto al segundo ejemplo, el Jardín de la Fundación Gulbenkian, constituye la actuación más importante y ejemplar realizada en Lisboa. Se levanta sobre el solar de siete hectáreas que ocupaba la antigua Quinta de Palherâ, transformada después en el Parque de Santa Gertrudes, que poseía unas trazas convencionales y sin ningún interés, y que había sido engullido por el crecimiento de la ciudad. (.../...) el jardín que diseñó Ribeiro Telles altera esa topografía vaciando un valle en su interior que permite crear un lago artificial, ubicado tras el edificio principal, de manera que el fondo del escenario del auditorio se puede abrir visualmente sobre el lago incorporándolo como escenografía en espectáculos de ballet o en conciertos de la orquesta sinfónica.

Con la tierra levantada para crear esta serpentine se construyen pequeños montes que modelan el terreno de manera que se puedan crear recorridos  muy variados entre secuencias de recintos y estancias. Para ello Ribeiro Telles se aleja de las antiguas trazas rectilíneas del Parque de Santa Gertrudes generando una red de caminos sinuosos que quedan flanqueados por un elenco muy extenso de diferentes plantas que han sido dispuestas cerrando y abriendo espacios muy sugerentes.

Una trama de losas de hormigón de tamaños proporcionales marca la senda y da continuidad a los recorridos en el plano del suelo, sirviendo como camino seco o como peldaños de escalera, según los casos, mientras que la vegetación conforma macizos y muros que delimitan espacios. Todo un rico juego de caminos serpenteantes, con suaves desniveles, y claros de bosque permiten perderse y detenerse en este jardín. (.../...)

Aun teniendo aquí una enorme importancia el agua, el tema central de este jardín es claramente la relación entre la luz y la sombra. Hoy día, cuando árboles y arbustos han cobrado su máxima estatura y el jardín está ya maduro, muestra todo su esplendor y posibilidades. Un recorrido por él nos hace pasar necesariamente por zonas umbrías que se abren a claros luminosos por los que se cuela la blanca luz de Lisboa. Ante los ojos del paseante se presentan las texturas de las plantas, con sus diferentes matices de color, siempre oscuro y sorprendentemente variado, iluminadas por ocasionales rayos de sol que perforan frondosos macizos de hojas y ramas.

Con el fin de incrementar la luminosidad ambiental, de ofrecer agua a los pájaros y de crear espejos que multipliquen la luz, Ribeiro Telles, años después de construido el jardín, ha instalado unos pequeños estanques, sencillas láminas de agua, con formas circulares y bordes precisos, que suponen la contraposición de una geometría racional, casi minimalista, frente a un conjunto vegetal exuberante de natural irregularidad, como si quisiera hacernos ver que todas las plantas que nos rodean tienen un aspecto de agradable, no por sí mismas sino gracias al artificio de la jardinería que, por cierto, en este lugar se ha ejercido de forma impecable.

Pero hay algo más, sin duda, la experiencia acumulada por Ribeiro Telles en el trabajo con arquitectos y urbanistas cuando se diseñaron los barrios periféricos de Lisboa no ha sido infructuosa. En la Fundación Gulbenkian, los edificios, formados con volúmenes de hormigón de contundentes y tersas líneas de una geometría moderna, dialogan con el jardín o, expresándolo de otra manera, los paisajistas Ribeiro Telles y Viana Barreto (colaborador en este jardín) y los arquitectos autores del proyecto de edificación, Alberto Pessoa, Pedro Cid y Ruy d'Athouguia, han tenido que dialogar y colaborar mucho para aprovechar no sólo que el lago, la ladera artificial que lo rodea con sus diferentes plantas y los esbeltos árboles formen parte del escenario del teatro sino que el jardín se extendiera por los patios, las cubiertas y las terrazas, preparados para alojar plantaciones, de tal manera la vegetación sea una prolongación del foyer del salón de actos o que invada visualmente el espacio de la biblioteca. (.../...)

De la misma manera que Roberto Burle Marx supo encontrar en Brasil el tipo de jardinería que podía acompañar a la arquitectura del movimiento moderno, Ribeiro Telles en Lisboa ha sabido destilar un modelo de jardín contemporáneo que responde a las necesidades urbanas y culturales de la sociedad actual.

 

El IFLA Sir Geoffrey Jellicoe Award es el más alto honor que la Federación Internacional de Arquitectos Paisajistas puede otorgar a un arquitecto paisajista. El premio reconoce a un arquitecto de paisaje vivo cuya vida, logros y contribuciones han tenido un impacto único y duradero en el bienestar de la sociedad y el medio ambiente y en la promoción de la profesión de la arquitectura del paisaje. El premio se otorga anualmente a quienes con cuya labor y logros merecen este reconocimiento.

Sir Geoffrey Jellicoe: 1900-1996. El premio conmemora las contribuciones sobresalientes a la IFLA del Presidente de Honor Sir Geoffrey Jellicoe de Gran Bretaña que sirvió como presidente fundador de la IFLA 1948 a 1,954. Sir Geoffrey Jellicoe fue un arquitecto paisajista reconocido con una carrera que abarca casi setenta años. Nacido en 1900, era un arquitecto de formación, urbanista, paisajista y diseñador de jardines, pero su interés principal estaba en el diseño del paisaje y el jardín. La rica carrera de Jellicoe permitido la creación de numerosos proyectos inspiradores, desde Cheddar Gorge hasta el Monumento a Kennedy en Runneymede, considerada una de sus grandes obras. Fue miembro fundador (1929) y Presidente del Instituto Británico de Arquitectos Paisajistas (ILA - ahora el LI) y fue nombrado caballero por sus servicios a la arquitectura del paisaje en 1979. En 1994, fue galardonado con el más alto honor de la Royal Horticultural Society, la Medalla de Honor Victoria.

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Publicado en: 16 de Abril de 2013
Cita: "EL 'NOBEL' DE ARQUITECTURA PAISAJISTA PARA GONÇALO RIBEIRO TELLES" METALOCUS. Accedido el
<https://www.metalocus.es/es/noticias/el-nobel-de-arquitectura-paisajista-para-goncalo-ribeiro-telles> ISSN 1139-6415
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