La intervención propone una nueva forma de entender tanto el edificio como su entorno urbano. Los nuevos accesos al museo generan un recorrido que permite admirar las vistas a los elementos clave del antiguo colegio, vistas a los espacios urbanos adyacentes y vistas a los elementos significativos del patrimonio urbano y paisajístico de la ciudad, a la vez que ayudan a cicatrizar el muro medianero existente.
Nueva fachada de entrada al Museo Barroco de Cataluña por David Closes. Fotografía por Adrià Goula
Descripción del proyecto por David Closes
A veces pueden ocurrir coincidencias sorprendentes. Entre 2003 y 2011 realizamos la intervención arquitectónica en el Convento de Sant Francesc, en Santpedor, para transformarlo en auditorio. El proyecto se realizó sobre un antiguo convento construido en el siglo XVIII del que sólo quedaba la iglesia; las alas conventuales y el claustro habían desaparecido. Cinco años después, situados en Manresa, nos encargaron desarrollar un encargo inverso al anterior: una intervención sobre el Antiguo Colegio de San Ignacio, un antiguo conjunto religioso basado en una estructura conventual cuya iglesia barroca fue derribada; sólo quedaron las alas del antiguo colegio jesuita dispuestas alrededor de un claustro. En ambos casos, la intervención arquitectónica se realizó sobre edificios amputados de uno de sus dos elementos esenciales; en el presente proyecto, la antigua iglesia barroca.
La construcción de los nuevos accesos al antiguo colegio de los jesuitas se enmarca en el proyecto de renovación global de todo el conjunto construido, que deberá permitir racionalizar, renovar y repensar los espacios del museo preexistente. Las intervenciones previstas deberían permitir que el edificio acoja el Museo Barroco de Cataluña y el Museo de Historia de la Ciudad de Manresa.
El proyecto de los nuevos accesos al edificio propone un conjunto de volúmenes que incluyen tanto los nuevos espacios destinados a sala como los nuevos accesos principales a las plantas expositivas del museo. Los nuevos volúmenes, colocados frente al antiguo tabique de la iglesia, se disponen de forma que permiten la conformación de la nueva fachada del edificio pero al mismo tiempo otorgan la vista a las huellas más importantes de la antigua iglesia que permanece en la pared divisoria.
Nueva fachada de entrada al Museo Barroco de Cataluña por David Closes. Fotografía por Adrià Goula
La intervención en los nuevos accesos del edificio pretende ser algo más que una solución para la fachada oeste del antiguo colegio jesuita: la intervención propone una nueva forma de entender tanto el edificio como su entorno urbano. Los nuevos accesos al museo crean un recorrido que permite admirar las vistas a los elementos clave del antiguo colegio (el claustro, las bóvedas de cañón o las huellas en la medianera), vistas a los espacios urbanos adyacentes (Plaza de Sant Ignasi y la orografía urbana de una antigua cala) y, finalmente, vistas a los elementos significativos del patrimonio urbano y paisajístico de la ciudad (la basílica gótica de La Seu, la torre de defensa de Santa Caterina o la montaña de Montserrat). El camino creado por los nuevos accesos culmina, en su punto más alto, en una grada que se asoma al paisaje urbano.
El proyecto, en definitiva, pretende resignificar tanto el lugar de la intervención como el propio edificio restableciendo vínculos con el pasado del conjunto jesuítico y con la ciudad.