Mediante una estructura tradicional de muros de carga y forjados unidireccionales con viguetas prefabricadas rectangulares, así como la fachada de doble hoja con aislamiento y cámara ventilada en el interior, permiten dejar la obra vista por fuera y pintada por dentro. En el interior, el impacto de los materiales de la envolvente, sin revestimientos, se complementa con diferentes elementos de color en carpinterías y mobiliario.
103RAV por Vallribera Arquitectes. Fotografía por José Hevia.
Descripción del proyecto por Vallribera Arquitectes
Una pareja viajada que ha vivido en otras ciudades de Europa decide regresar a Sabadell. Han escogido la ciudad natal del padre para los años de infancia de las dos criaturas que tienen. Quieren vivir en el centro sin depender del coche, salir a pasear y, en un revuelo, ir de compras al mercado. Prefieren hacer vida de barrio que tener un gran jardín en una buena urbanización.
Derribamos un edificio que ya no se puede reformar en una calle peatonal del casco antiguo. A diferencia de los ensanches, aquí las parcelas son anchas pero muy cortas (concretamente, de 5,35 x 16,50 m) y los interiores de manzana están muy edificados. La decisión más importante que tomaremos en este proyecto es situar el patio de la casa en medio de la parcela en vez de ponerlo en el fondo. Esta operación permite ganar una fachada extra de ventilación e iluminación, garantizando la privacidad e intimidad respecto a los vecinos. Todas las estancias de la casa, repartidas entre dos volúmenes construidos, se abocan a este espacio exterior que será el corazón de la casa.
Colocamos la escalera en el patio, que se concibe como un espacio intermedio. Un espacio exterior, donde no llueve, protegido por las pasarelas y unos cierres móviles de policarbonato que ayudan térmicamente a calentar y enfriar los dos cuerpos edificados. Se reparte el programa funcional en cuatro cajas habitables, dos en cada cuerpo, apiladas en dos plantas. En planta baja, la cocina-comedor se separa de la calle gracias al recibidor con aparcamiento para bicicletas y aseo de cortesía. A través del patio, se comunica con el estar. En el primer piso, la habitación de las hijas con el estudio a un lado y, en el otro, la habitación de la pareja con el baño. El patio, en medio, como si se tratara de una estancia más sin techo, siempre está presente abierto al cielo, a las nubes y al sol. El segundo piso se deja preparado para ampliar la casa en un futuro, pero, de momento, dos grandes terrazas se aprovechan como solarium privilegiado.
103RAV por Vallribera Arquitectes. Fotografía por José Hevia.
Aplicamos una estrategia bioclimática sencilla. Ambas partes de la casa funcionan como edificios independientes, muy compactos y bien aislados. Éstos, a su vez, se sectorizan por plantas. El resultado son cuatro espacios con un volumen de aire reducido que tiene una demanda mínima para su climatización. Por las noches de verano, el patio garantiza una brisa constante para refrescar el edificio, las persianas alicantinas de madera protegen del sol y las plantas trepadoras ayudan a regular el bochorno. En invierno, la galería, que se eleva hasta el segundo piso en busca de soleamiento, hace de captador solar y reparte el aire precalentado por toda la casa. Para los días del año con temperaturas más extremas, la instalación de una aerotermia de mínima potencia es suficiente.
Trabajamos con estructura tradicional de muros de carga y forjados unidireccionales con viguetas prefabricadas rectangulares. Construimos con ladrillos estructurales fabricados en el Segrià haciendo fachadas de doble hoja con aislamiento y cámara ventilada en el interior. Este sistema permite dejar la obra vista por fuera y pintada por dentro. Los techos enyesados, el pavimento continuo de hormigón en toda la planta baja y un parqué en la planta primera definen el interiorismo. La escalera y las pasarelas son una construcción ligera de perfiles metálicos y tablones de pino cuperizado. La crudeza de los materiales de la envolvente, sin revestimientos, se complementa con diferentes elementos de color como las ventanas verdes, los muebles de la cocina y los baños de color pastel-menta y el mobiliario que combina la calidez de la madera natural con toques de colores vivos (amarillo, rojo y naranja).
Necesitamos, de vez en cuando, encontrarnos a un principito que nos recuerde que «lo esencial es invisible a los ojos». Al vivir fuera, la familia lo comprendió: querían una casa en sincronía con sus valores vitales. Éste es para ellos el auténtico lujo y este proyecto, su nuevo hogar.