«La tarea secreta e imposible que me asigné cuando acepté este encargo fue encontrar la manera de reunir a Ludwig Mies van der Rohe y Jean Genet. Ambos venían del extranjero -de extremos opuestos del espectro social- y se relacionaron con Barcelona de una manera que tendría repercusiones tanto allí como en todo el mundo.»
Terence Gower.
En las ferias mundiales, países de todo el mundo ofrecen una versión perfecta e idealizada de ellos mismos, creando exposiciones elaboradas con pabellones construidos en una ubicación ideológica, establecida por el país de acogida y a menudo cerrada al resto de la ciudad. La arquitectura sin carga de preocupaciones funcionales, que algunos denominarían como «autentica», ha florecido en estos lugares. Incluso, algunos de los pabellones se convirtieron en iconos de la arquitectura del siglo XX como el de Mies van der Rohe en Barcelona en 1929, Alvar Aalto en París en 1937 u Oscar Niemeyer en Nueva York en 1939, por citar solo algunos de los referentes formales y transformadores de la cultura arquitectónica del pasado siglo.
El proyecto de Terence Gower retrocede en el tiempo y escenografía un experimento retrospectivo donde un remolino político y cultural muestra la radical y alternativa situación de la cultura y sus formas de expresión en el centro urbano de la Barcelona durante este período insinuando el mircrocosmos inmaculado y aspiracional construido en Montjuïc.
El Marge por Terence Gower. Fotografía por Olímpia Solà Inaraja.
Esta intervención casi invisible funciona formalmente de una manera sutil y efímera. La intervención está formada por cuatro elementos: una fotografía semitranslucida en el vidrio que da al estanque, una actuación musical coreografiada, unos aromas difundidos; y una publicación como componente principal de la investigación, que deja testimonio del trabajo de Gower y que incluye documentación literaria y periodística de la época del Pabellón original, destacando la subcultura queer de la ciudad con la colaboración de José Lahuerta y Celia Marín, dos expertos en el tema transcultural del proyecto.
Estos elementos introducen parte del drama y el desorden de La Barcelona Canalla, en la obra maestra de Mies y Reich. La palabra catalana «marge», usada en el título, define la frontera entre los mundos del "Barri Xino" y de Montjuïc y la connotación de «le marginal», el término francés para alguien que vive al margen de la sociedad.
El Marge por Terence Gower. Fotografía por Olímpia Solà Inaraja.
«En la mampara de cristal de la piscina interior hay grabado un espectro monumental de la artista drag de principios de los años treinta, la Asturiana. Es un coloso, y en la actuación más escandalosa de su carrera, se ha despojado de su tradicional mantilla y encaje y se ha vestido en el propio pabellón, mirando insolentemente a los visitantes con sus enormes ojos».
Terence Gower.