
MASSLAB rehabilita una estructura que antaño fue institucional en un edificio con diferentes tipologías residenciales mediante un proyecto que, en lugar de borrar su pasado, opta por mostrar sus capas y tensiones para coexistir con una nueva narrativa doméstica inspirada en las viviendas burguesas portuguesas de principios del siglo XX, en las que las habitaciones se desplegaban sin pasillos, como una secuencia de cámaras espaciales.
La organización espacial se apoya en una circulación ambiental en lugar de direccional. Además: «Cada unidad se define no por la repetición, sino por la variación, con techos abovedados que cambian de altura, proporción y curvatura según el uso programático».
El alzado trasero, desaparecido antes de la intervención al haber estado ocupado por un mosaico de máquinas, tuberías y añadidos, se rehabilitó mediante una composición geométrica contemporánea que sigue la lógica de las composiciones espaciales interiores. La fachada que da a la calle se ha restaurado con delicadeza, recuperando su imagen de principios del siglo XX.
Apartamentos Vila Catarina por Masslab. Fotografía por Ivo Tavares Studio.
Descripción del proyecto por MASSLAB
Tras más de una década como edificio del Tribunal Civil, el estudio de arquitectura MASSLAB rescata la mayor parte de la estructura existente y la transforma en un volumen de 16 apartamentos, con un toque lúdico proyectado con formas geométricas y techos abovedados.
En el corazón de Oporto, una estructura que antaño fue institucional recupera un nuevo significado gracias a la precisión arquitectónica y la sobriedad. Rua de Santa Catarina 1299, antigua sede del Tribunal Civil de la ciudad, ha sido reimaginada por MASSLAB en una secuencia calibrada de tipologías residenciales, que ahora funciona como un apartahotel de larga estancia llamado Vila Catarina Apartments. Pero esto no es un simple cambio de uso, sino un acto deliberado de relectura y edición espacial. En lugar de borrar su pasado, la intervención opta por revelar sus capas y tensiones para coexistir con una nueva narrativa doméstica.

El proyecto explora la plasticidad del objeto arquitectónico y su masa, vacío y proporción. Inspirada en las viviendas burguesas portuguesas de principios del siglo XX —en las que las habitaciones se desplegaban sin pasillos, como una secuencia de cámaras espaciales—, la distribución interior adopta una lógica distributiva similar. La circulación se vuelve ambiental en lugar de direccional. Cada unidad se define no por la repetición, sino por la variación, con techos abovedados que cambian de altura, proporción y curvatura según el uso programático. Estos elementos introducen un ritmo tectónico que eleva la experiencia espacial cotidiana a un registro más ceremonial.
Desde la delicada geometría de los interiores hasta el exterior restaurado, cada elemento de la intervención articula pasado y presente con una precisión casi quirúrgica. El alzado trasero —antaño un mosaico de máquinas, tuberías y añadidos a la vista— ha sido remodelado mediante un gesto contemporáneo. Una segunda piel geométrica, adosada a la superficie existente, introduce ritmo y profundidad, proyecta balcones hacia el vacío, evocando las geometrías interiores a la vez que reequilibra la volumetría del conjunto.

En contraste, la fachada restaurada que da a la calle conserva su compostura original, con la piedra restaurada y los azulejos cerámicos reintroducidos con precisión, evocando la presencia del edificio a principios del siglo XX y restaurando una imagen pública que se había diluido tras décadas de intervenciones. Esta dualidad —entre memoria y expresión— se convierte en la voz arquitectónica del proyecto.
El trabajo de MASSLAB en el volumen construido forma parte de una práctica más amplia de reutilización crítica: una que aborda las estructuras existentes sin un esfuerzo nostálgico de preservación, ni como una tabla rasa, sino como un proyecto que interpreta la ciudad a través de sus fragmentos y responde editando en lugar de sobrescribiendo.
El proyecto Vila Catarina subraya el potencial de los volúmenes existentes para acomodar nuevos programas urbanos o urgentes, y reconoce que la arquitectura actual debe operar dentro de límites —de terreno, energía, patrimonio— y es precisamente dentro de estos límites que pueden surgir nuevas formas de vivienda.