
Taller General proyectó la vivienda sobre una ligera pendiente para una pareja que, de vez en cuando, recibe la visita de su familia, condiciones que determinan la organización espacial del programa. En el nivel superior con acceso director desde el exterior gracias a una pequeña rampa se sitúan los espacios utilizados por los clientes, situando en el centro una escalera circular que da acceso a un altillo con vistas espectaculares al entorno. En el nivel inferior, se sitúan los espacios de invitados y un aparcamiento.
La vivienda integra procesos de sostenibilidad pasiva: paneles solares, tratamiento de aguas y estructura en madera y metal adaptada al terreno. Los pórticos generan cobijo, aleros y altillo. La materialidad responde al clima, mercado y ejecución, evitando recubrimientos. Artesanos locales colaboraron en detalles constructivos, reduciendo desechos y potenciando lo artesanal.

La Miradora por Taller General. Fotografía por JAG Studio.
Descripción del proyecto por Taller General
La Miradora es una vivienda ubicada en la sierra centro del Ecuador, en el ecosistema de páramo a 3403 m.s.n.m. El terreno, de forma alargada, posee en un extremo el acceso desde un camino vecinal y en el otro, una gran quebrada. A sus lados se extienden las praderas vecinas y grandes volcanes que definen la ubicación de la casa. Esta se posa en el punto más alto del lote y aprovecha un ligero desnivel para abrirse a todas las vistas y organizar su interior.
La vivienda es ocupada principalmente por una pareja que, de vez en cuando, recibe de visita a su familia. Condición que se evidencia en la organización espacial de la casa. En el nivel superior, que cuenta con una amplia vista en todos los sentidos, se ubican los espacios necesarios para los usuarios principales, además de un pequeño altillo enfocado a mirar, que se abre hacia el norte y hacia el sur, en donde se elevan los volcanes más cercanos y presentes en el entorno. El nivel inferior, de menor tamaño debido al desnivel, se activa cuando hay visitas y permite albergar a más usuarios.

Debido a que se ocupa mayoritariamente el piso superior de la casa, se resuelve una conexión directa con el exterior a través de una rampa que permite, además de circular, mirar. Esta rampa se ubica en un costado de la vivienda y, aunque está cubierta, es un recorrido exterior que genera una transición pausada entre el interior de la casa y el terreno.
El diálogo con el entorno natural se evidencia también en el funcionamiento de la casa, un conjunto de paneles solares aportan electricidad al interior, las aguas grises y negras se tratan mediante trampas de grasa, biodigestor y humedal que luego de pasar por una pequeña laguna son infiltradas en el suelo.

La vivienda se sostiene por diez costillas de madera, pórticos compuestos por 4 piezas con inclinaciones diferentes que buscan cerrarse hacia arriba, para generar mayor cobijo en la planta superior. Estos pórticos se asientan, en el costado norte, sobre un basamento de ladrillo que sigue su inclinación y desaparece cuando la altura permite la existencia del piso inferior. En el costado sur, en el que se ubica la rampa, las piezas inferiores de cada costilla cambian de longitud, adaptándose a la inclinación del suelo, y a la vez, se tornan metálicas para soportar la lluvia y los rayos de sol directos. Los pórticos, dispuestos cada 2,44 metros, resuelven grandes aleros que protegen la madera de la lluvia y el interior del sol. Esta modulación se altera para sostener el altillo, para mirar con mayor amplitud. En las plantas inferiores de esta alteración se resuelven las áreas húmedas y el parqueadero cubierto.

La materialidad surge de un análisis contextual que busca poner en valor la naturaleza y lo local pero también considera las capacidades de exposición de cada material al clima del lugar; la disponibilidad de fabricación en el mercado y la velocidad de ejecución. No se utilizan recubrimientos, enlucidos o materiales que escondan la estructura, de esta forma se reducen los desechos de obra al máximo, para esto el diseño se define al detalle desde un inicio y la formación de la mano de obra en el proceso de construcción se vuelve elemental. Con artesanos de distintas especialidades (metal, madera, cerámica, tela) se resuelven, además, detalles como lámparas, mobiliario fijo de baños y almacenamiento, escaleras, cortinas, divisiones y demás.