
El proyecto de estudio DIIR sitúa el corazón de la vivienda en la parte más cercana a la esquina, dejando una gran superficie para el uso de cocina y salón, y buscando diferenciar de manera clara los usos diurnos y nocturnos. Se plantea un esquema organizativo en el que los usos más privados se trasladan hacia el interior de la manzana, con el objetivo de acercar los espacios de movimiento y los públicos a la calle.
El gran espacio formado por cocina y salón se utiliza de forma flexible y acoge uno de los elementos más característicos de la vivienda: la imponente isla de madera. Se emplea una materialidad expresiva y atrevida. La expresividad de la madera de roble caracteriza la imagen de esta vivienda, donde grandes listones verticales definen la cocina. La textura empleada predomina sobre el resto de la paleta de materiales. Los tonos sutiles y calmados otorgan uniformidad a las estancias. Se apuesta por soluciones cuidadas en todos los paramentos, con paredes revestidas de mortero fino.

Casa DS por DIIR. Fotografía por Simone Marcolin.
Descripción del proyecto por estudio DIIR
Casa DS nace como resultado de una estrategia funcional e innovadora. La particular condición de vivienda en esquina caracteriza la organización de la planta. Las siete aperturas que definen el contorno son estudiadas con el objetivo de concederles el protagonismo que merecen. Solo de este modo es posible comprender las sucesivas intervenciones que dan forma al proyecto. Partiendo de este singular límite, se libera por completo el perímetro fomentando así la relación de los interiores con la calle. Los espacios diáfanos se aproximan a este límite, mientras que los servicios se dirigen hacia las zonas más oscuras. Se plantea, por tanto, una especie de degradado donde cada uso recibe una jerarquía coherente.
Este esquema organizativo da como resultado una serie de espacios perfectamente diferenciados. Si bien se potencia la fluidez de la planta, es posible distinguir los programas que tienen una condición más estática. Una vez definidos estos servicios, se procede a liberar y optimizar el resto de superficie con el deseo de favorecer los usos de día. De esta manera, la esquina de la vivienda, es decir, el corazón de la casa, recibe una amplia superficie que es empleada para albergar cocina y salón. En este generoso espacio se plantean dos módulos que terminan caracterizando el espacio. Por un lado, una imponente isla de 5 m de largo; y por otro, un alzado continúo que alberga el equipamiento de un programa que pretende convertir este espacio en el principal punto de encuentro y reunión.

Para enfatizar estos dos gestos se emplea una materialidad expresiva y atrevida. Ambos paños son recubiertos con una singular madera de roble aplicada en forma de listones verticales. Esta textura predomina sobre el resto de la paleta de materiales. Los tonos sutiles y calmados otorgan uniformidad a las estancias. Los paramentos continuos en suelos, paredes y techo contrastan con recursos estéticos como el empleo de espejos y de la citada madera de roble.
La expresividad de la madera de roble caracteriza la imagen de esta vivienda. Este singular revestimiento aplicado en forma de listones verticales define la cocina.