
La vivienda propuesta por Slow Studio sitúa el acceso desde la calle en la planta superior, donde se aloja el aparcamiento, invirtiendo así el característico orden vertical que sitúa siempre el aparcamiento en la planta inferior. Desde esta zona se desciende hacia la planta principal, que organiza el programa en torno a un patio central, o impluvium de luz: al sur, las estancias de día y la suite principal; al norte, los espacios flexibles para dormitorios o trabajo; y en los extremos, por un lado la escalera y la cocina, y por el otro dos aseos.
La estructura combina muros portantes de bloques de tierra compactada con cal y aislamiento exterior de corcho natural, aportando inercia térmica, transpirabilidad y circularidad. Los forjados se resuelven con paneles de madera contralaminada apoyados sobre vigas laminadas, mientras que la cubierta vegetal incorpora capas de corcho, impermeabilización y sustrato, asegurando aislamiento, durabilidad y biodiversidad.
Lo más singular es que la vivienda prescinde de sistemas activos de climatización, alcanzando confort térmico exclusivamente mediante estrategias pasivas bioclimáticas.

Casa Serra d’Ordal por Slow Studio. Fotografía por Salva López.
Descripción del proyecto por Slow Studio
El proyecto se ubica en un pequeño pueblo del área metropolitana de Barcelona, con un centro histórico compacto y urbanizaciones dispersas. La dinámica del teletrabajo permite repensar el modelo de ciudad dormitorio, integrando vivienda y trabajo en un entorno natural. Una familia encarga un hogar flexible, eficiente y sostenible, adaptado a sus necesidades cambiantes.
El terreno alargado plantea retos de luz y soleamiento, resolviéndose con una vivienda de una planta organizada alrededor de un patio central que captura luz, regulando temperatura y ventilación, y un segundo patio al norte que asegura ventilación cruzada. El programa se divide en una franja sur con estancias de día y una franja posterior flexible para dormitorios o trabajo. Los servicios se ubican funcionalmente en los extremos.

El desarrollo bioclimático utiliza estrategias pasivas para garantizar confort térmico sin sistemas activos:
Invierno: Captación solar desde sur y patio central, acumulando calor en muros de tierra compactada con cal, aislados con corcho.
Verano: Sombreado con pérgola vegetal y lamas orientables; vegetación y aislamiento exterior evitan sobrecalentamiento.
Además, la vivienda tiene una alta estanqueidad de cerramientos con control de filtraciones, comprobada con test blower door. Renovación de aire controlada mediante ventilación natural y extracción mecánica activada por sensores de CO₂, manteniendo calidad del aire y humedad adecuada.

Aperturas, patios y lamas orientables maximizan luz natural, reduciendo iluminación artificial y manteniendo aislamiento térmico con vidrios de baja emisividad.
Como sistema constructivo se utilizan muros portantes realizados con bloques de tierra compactada prefabricados, aislados con corcho, transpirables, higroscópicos y reciclables. Los forjados son de madera contralaminada CLT.
Cerramientos: Ventanas de madera de alerce con doble acristalamiento y contraventanas de lamas orientables.
Cubierta vegetal: Aísla, regula temperatura y humedad, mejora calidad ambiental y fomenta biodiversidad.

Mobiliario y acabados. Ausencia de acabados innecesarios; materiales naturales, higroscópicos y libres de tóxicos. Mobiliario de madera CLT con tratamiento natural; pavimentos de piedra caliza y superficies de Dekton neutras en carbono.
Producción de energía. La demanda energética pasiva es mínima. La energía restante para agua caliente se cubre con renovables: placas fotovoltaicas y aerotermia, asegurando un hogar de consumo casi nulo.