El proyecto, que ha llegado a ser el edificio más alto de España construido en madera, se emplaza en un solar (VPO) cedido por el ayuntamiento a 75 años en la calle Constitución, situado en una posición limítrofe del recinto industrial de Can Batlló con fachada a la trama histórica del barrio de la Bordeta.
El edificio cuenta con grandes espacios comunes para fomentar formas de convivencia que potencien la interrelación de los usuarios y para establecer vínculos de cooperación en el ámbito del trabajo doméstico y los cuidados.
Descripción del proyecto por Lacol
Este texto describe aquellas características del proceso de promoción de la cooperativa de viviendas La Borda que han marcado el planteamiento y desarrollo del proyecto arquitectónico.
La apuesta de La Borda por un modelo comunitario antagónico a las promociones estatales o privadas ha permitido superar algunas de las grandes limitaciones que se imponen a los proyectos de arquitectura. En el primer caso el miedo al futuro usuario, que es totalmente desconocido, imposibilita introducir cambios que puedan afectar a la manera de vivir estandarizada. En el segundo caso, se imponen las lógicas del mercado que mediocratizan la vivienda para facilitar su asimilación a un objeto de consumo.
La innovación del proceso de promoción ha sido clave para poder trabajar la arquitectura más allá de su formalización. Del modelo se identifican cinco características que tienen una respuesta directa en el proyecto: autopromoción, cesión de uso, vida comunitaria, sostenibilidad y asequibilidad.
1 autopromoción
Las socias de la cooperativa, y futuras usuarias, son las que dirigen, controlan y desarrollan todo el proceso de promoción mediante una estructura interna que fomenta su participación directa con comisiones de trabajo y una asamblea general mensual. La cooperativa sólo tiene el apoyo de equipos técnicos especializados en las tareas que no puede asumir por parte sus socias.
La implicación de las futuras usuarias es una de las mayores singularidades y potencialidades para el desarrollo del proyecto arquitectónico ya que es la gran incógnita en todos los proyectos de vivienda colectiva, y se convierte en el punto de partida del proyecto.
El conocimiento exhaustivo del futuro habitante y de sus necesidades reales ha puesto en cuestión los patrones de usuarios tipo pre-establecidos y la normativa relativa a la vivienda para adecuar toda decisión a los requerimientos concretos de la cooperativa.
Se ha integrado la participación activa del usuario en todas las fases: diseño, construcción y gestión del edificio. El futuro habitante participa en el diseño colaborativo del conjunto del edificio mediante talleres temáticos que permiten aprovechar la inteligencia colectiva del grupo humano, y co-responsabilizar al usuario de las decisiones del proyecto. Estos procesos aumentan la concienciación y formación y estimulan el sentimiento de comunidad y pertenencia.
2 cesión de uso y propiedad colectiva
La cooperativa es la propietaria del edificio, construido sobre un solar de titularidad pública, y cede el derecho de uso de las vivienda a sus socias, agrupadas en unidades de convivencia. Mediante este modelo de tenencia alternativo a la propiedad privada se pone el valor únicamente en el uso de la vivienda, y no en su valor de cambio en el mercado, para evitar usos especulativos.
El hecho de situar el valor de uso y la colectividad en el centro, ha llevado a pensar el edificio como una infraestructura abierta donde el propio uso sea lo que acabe configurando la arquitectura en el tiempo, y se adapte a la evolución de la comunidad ya las necesidades cambiantes de las usuarias. La gestión del edificio se realiza por la misma comunidad.
La infraestructura común (soporte) se define a partir de una matriz homogénea de unidades habitacionales (16m²) que genera una tipología de vivienda no jerarquizada y apropiable para cada usuario mediante decisiones libremente adoptadas (componentes).
3 vida comunitaria
La Borda quiere fomentar formas de convivencia más comunitarias que potencien la interrelación entre las personas habitantes a través de los espacios comunitarios, y establecer vínculos de cooperación en el ámbito del trabajo doméstico y los cuidados visibilizando las esferas privadas de la vida cotidiana. El edificio de La Borda contempla un 25% de la superficie construida para espacios comunes, a diferencia de los edificios plurifamiliares convencionales donde suele ser aproximadamente el 10% y donde se reducen los espacios de circulación para conectar la calle con la puerta de cada vivienda. Se cuenta con una cocina comunitaria de 80 m² donde hacer comidas de gran formato o convertirse en punto de encuentro, un espacio polivalente cubierto de 100 m², dos habitaciones para invitados, una lavandería y un gran espacio central de circulación, aparcamiento de bicicletas y terrazas exteriores.
Estos espacios comunitarios tienen una triple función. Por un lado, dotar al edificio de espacios de encuentro donde potenciar la relación entre usuarias y generar unos espacios entre el espacio público exterior y el espacio más íntimo de las viviendas. También economizar recursos, haciendo que ciertas infraestructuras no tengan que estar multiplicadas por 28 viviendas, sino que se puedan centralizar mejorando la sostenibilidad económica y ambiental. Al mismo tiempo, permiten aumentar mucho la superficie utilizable por todos los socios, pudiendo disfrutar con la misma superficie total y el mismo coste de muchos más espacios que en una promoción convencional.
Esta premisa obra la posibilidad de repensar el programa de la vivienda colectiva para adaptarlo al modelo de vida que imaginan las futuras usuarias. Se rompe con el esquema del edificio como resultado de la suma de unidades individuales, para entenderlo como una sola casa compartida donde se desdibuja el límite entre el espacio privado y el comunitario.
4 sostenibilidad
La cooperativa priorizó realizar un edificio con el mínimo impacto ambiental, tanto en su construcción como en su vida útil. Otro objetivo básico es eliminar la posibilidad de pobreza energética entre sus usuarias, situación que sufrían algunas de ellas debido al elevado coste de la energía y falta de recursos económicos. La estrategia inicial del proyecto para reducir la demanda energética ha sido la optimización del programa, renunciando al aparcamiento de coches subterráneo, colectivizando servicios y reduciendo la superficie de las viviendas.
En el ámbito del diseño se han introducido el máximo de parámetros bioclimáticos para conseguir un edificio muy pasivo, con soluciones que implican una acción activa de los usuarios en la gestión climática de la vivienda. El resultado es un consumo energético casi nulo, y por tanto, el confort en las viviendas con el mínimo coste asociado.
La primera acción para reducir de forma considerable el impacto ambiental del edificio fue conseguir no realizar aparcamiento subterráneo para automóviles. Sólo los impactos directos en la construcción y el uso a 75 años permitirán un ahorro de entre 500 y 800 toneladas de CO2. Además esta estrategia conlleva un beneficio directo en la movilidad sostenible y en la reducción de la huella ecológica de las personas habitantes.
La estructura de seis plantas de altura es de madera contralaminada (CLT). Este es un material ligero, de alta calidad, renovable en el medio que permite cerrar ciclos, a diferencia de materiales convencionales de la construcción como el acero o el hormigón, que la sus producciones tienen un coste energético muy elevado y no son renovables. Actualmente la Borda es el edificio construido con estructura de madera laminada más alto de España.
En cuanto a la reducción de la demanda, por un lado se han reducido las superficies de las viviendas que necesitan un confort elevado, transfiriendo una parte a los espacios comunitarios donde la demanda asociada al confort es más discrecional. También se han desarrollado hasta su máxima expresión las estrategias bioclimáticas pasivas. Así, se ha diseñado el cubrimiento del patio con un invernadero que permite captar la radiación solar en invierno y hacer efecto chimenea para forzar la ventilación en verano. A esto se añade una buena estanqueidad al aire, trabajar con la inercia de los materiales y una especial atención en el aislamiento térmico.
La Borda cuenta también con un sistema centralizado de generación térmica para el agua caliente y la climatización por medio de una caldera de biomasa, permitiendo optimizar la infraestructura de producción y mejorando el rendimiento y la tecnología al servicio de todo el edificio. Al mismo tiempo se consigue tener un consumo energético sin materias fósiles y totalmente renovables.
5 asequibilidad
Una condición imprescindible de la cooperativa es garantizar el acceso a una vivienda digna y asequible para convertirse en una alternativa accesible para rentas bajas. Las dificultades de financiación hacen que el coste de la construcción sea un factor determinante para establecer el valor de la cuota mensual.
Se ha dado respuesta planteando dos fases de obra para minimizar la inversión inicial. La primera para conseguir los mínimos habitables que permitan entrar a vivir en el edificio y una posterior donde la comunidad puede ir completando el conjunto en el tiempo.