
El pabellón de Kuma&Elsa plantea una experiencia diferente desde el primer instante. Se concibió como un espacio abierto, sin identidad de género, inspirado en la idea de que todos somos «peces que nadan en el mismo agua». La disposición del espacio permite abarcarlo de un solo vistazo, sin rincones ocultos, mientras la pendiente del edificio favorece la ventilación natural, llenando el ambiente con el suave aroma de la madera de cedro. El agua que fluye sobre la cubierta refleja, casi como un espejo, los movimientos de quienes transitan en su interior, integrando cuerpo y arquitectura en un diálogo constante.
Cada material del pabellón recuerda la fuerza transformadora del agua: la madera proviene de ríos, las piedras fueron suavizadas por arroyos y la pintura azul claro, natural, evoca el cielo y el agua. Todo está pensado para ser reutilizado: las tablas de madera que recubren interiores y exteriores están fijadas sin clavos ni perforaciones, mediante tacos de madera, mientras que las vigas y paneles de acero fundacionales son alquilados y serán devueltos al finalizar la Expo.
El pabellón One Water no solo cumple su función, sino que invita a detenerse, observar y sentir, transformando una experiencia cotidiana en un momento poético de conexión con el entorno.

One Water por Kuma&Elsa. Fotografía por Kuma&Elsa.

One Water por Kuma&Elsa. Fotografía por Kuma&Elsa.
Descripción del proyecto por Kuma&Elsa
Nuestro pabellón de baños para la Exposición Universal resalta la conexión entre el funcionamiento de los baños y el consumo de recursos naturales, especialmente a través del sencillo gesto de tirar de la cadena. También aborda la cuestión del género, que no siempre coincide con la clasificación del cuerpo — algo que la sociedad empieza lentamente a reconocer. El uso de los recursos y la identidad de género, temáticas que afectan a nuestra generación, se cruzan en el espacio compartido de la fisiología humana.
Los baños están proyectados como un pabellón de agua. La lluvia cae del cielo, se evapora, forma nubes y vuelve a caer. La lluvia también es captada, utilizada y evacuada. A lo largo de este ciclo continuo surgen momentos de encuentro entre las personas y el agua. Este pabellón invita a los visitantes a percibir y sentir los fenómenos invisibles del agua — fuente de toda vida — en un espacio donde es esencial: el baño. Está construido con materiales moldeados por el agua: madera alimentada por los ríos, piedras suavizadas por los arroyos y pintura natural de color azul claro.

El edificio tiene una vida útil de solo seis meses, el tiempo que dura la Exposición Universal. Pero su vida no termina ahí. Proyectado para ser reutilizado, sus materiales tendrán segundas vidas : las tablas de madera usadas para los acabados interiores y exteriores están fijadas sin clavos ni perforaciones, con tacos de madera; las vigas y paneles de acero fundacionales son alquilados y serán devueltos después del evento.
Somos, metafóricamente, todos peces nadando en la misma agua, por eso la mayoría de estos baños son para todos los géneros, sin distinción de edad ni de identidad. El espacio interior es completamente abierto, sin puntos ciegos. Así, de principio a fin del recorrido, todo el espacio puede ser abarcado en una sola mirada. La sección transversal triangular del edificio favorece la ventilación natural (ventilación por tiro), permitiendo que el aire caliente ascienda y que el aire fresco entre gracias a la brisa marina del suroeste. De esta manera el espacio interior se mantiene constantemente lleno de aire fresco, dejando solo el agradable aroma de la madera de cedro. El flujo de agua sobre el tejado refleja el movimiento de las personas dentro del pabellón.

Al final del recorrido, el camino lleva a un jardín de agua donde se recoge y almacena el agua de lluvia. Este agua se reutiliza para abastecer los baños y regar el tejado. Los cantos rodados sobre la cubierta absorben el agua y la enfrían por evaporación. El vapor asciende, forma nubes y vuelve a caer como lluvia.
La cubierta escalonada ofrece una vista del bosque central de la Exposición Universal. La mirada sigue naturalmente la dirección del agua que fluye — y más allá se avista el bosque, nutrido por este mismo ciclo del agua.