Marcela Grassi, arquitecta de formación, es una fotógrafa ya conocida por nuestros lectores. Sin darnos cuenta hemos ido publicando fotografías realizas por ella desde sus inicios, hace ya más de siete años.
De Marcela Grassi me gustaría comenzar hablando sobre la sinceridad de su trabajo. Cuando elegimos como imagen de portada la del MAC Niteroi de Oscar Niemeyer, uno de esos arquitecto-personajes que siempre nos evocan narraciones épicas de la arquitectura, llamamos a Marcela para comentarle que la imagen no era perfecta y tenía algo de ruido, Marcela nos comentó que sí, que era cierto pues la había digitalizado y en el escaneo se había producido algo de pérdida. Nos contó que la imagen era importante pues fue una de las primeras, antes incluso de pasarse a la fotografía digital. Como ocurriera con la obra de Banksy hace unos días, nos pareció que esa imagen aumentaba de valor y resultaba incluso más interesante, para hablar de ella.

La trayectoria de Marcela Grassi por la fotografía es dilatada. Desde sus inquietudes iniciales imprimidas por la pasión de su abuelo, pasando por las tomas en analógico, para desde hace once años pasarse a la fotografía digital. Una trayectoria donde la fotografía, como ella nos comenta, se convierte en algo natural a la hora de mirar arquitectura.

No sé si es intencionado o no que en muchas de sus fotografías se reconozca una luz especial, dorada, como en algunas imágenes de la intervención de la fábrica Oliva Artés por BAAS Arquitectura, en otras de la vivienda en Vallvidrera, o en algunas del Bündner Kunstmuseum. Sus imágenes, de ejecución impecable, nos muestran una narración sobre los edificios que cuentan las intenciones del arquitecto, añadiendo también imágenes con su visión más personal, lo que permite enriquecer notablemente la narración visual del proyecto. 

Marcela Grassi se va convirtiendo poco a poco en un clásico, seguro que en breve como alguno de sus queridos referentes, Jordi Bernadó o el ya fallecido Gabriele Basilico. Tiempo al tiempo.

¿Qué te llevó a la fotografía?
 
En mi familia la fotografía siempre estuvo presente: de pequeña, mi abuelo paterno tenía la casa llena de cámaras fotográficas, las arreglaba: me regaló una a los 10 años. Luego, durante mi adolescencia descubrí la fotografía de arquitectura a través de mi amigo y maestro Carlos Vallejos, que fotografiaba iglesias románicas y góticas con rigor y precisión. Durante los años de la Universidad, mi primer acercamiento a la arquitectura era a través de la fotografía, y no del dibujo. Siempre encontré natural fotografiar antes que dibujar un espacio, un edificio.

¿Por qué fotografía de arquitectura?
 
No podía ser de otra manera: era lo que estudié, lo que moldeó mis pensamientos en la edad adulta. Crecer pensando en planta, en sección, emocionarse frente a un espacio, a un detalle bien hecho: para mi fué natural hacer esta transición de la profesión de arquitecta a fotógrafa.

¿Una fotógrafa/o que consideres un referente?
 
Muchos. Comenzando por Gabriele Basilico, gran maestro de la fotografía italiana. Su relato del contexto, su lectura de las ciudades es una lección para todos nosotros. Un rol importante lo ha tenido también Jordi Bernadó, fotógrafo que aprecio mucho, (con formación de arquitecto), que al ver mis primeras fotografías analógicas me alentó a seguir en este camino.
 
¿Construir la fotografía, ideas, inspiración? ¿Qué prefieres captar espacios o crear lugares?
 
Construir la fotografía a través de la geometría, del juego de las luces y sombras, de los volúmenes, de las texturas. Una arquitectura dentro de la arquitectura. Un relato de la arquitectura a través de los ojos de una arquitecta. Cuando comencé la carrera mi objetivo era crear lugares, crear arquitectura que la gente pudiera disfrutar. Después de años de dura profesión entendí que para un arquitecto es muy difícil llegar a realizar la idea que tiene de un proyecto, hay que chocar con realidades burocráticas, errores de construcción, y un sinfín de dificultades que hacen que el resultado pueda ser muy frustrante. Siempre me gustó la fotografía y siempre me gustó fotografiar arquitectura, así que pensé que puede dar más satisfacción hacer buena fotografía de arquitectura, creando una nueva visión de la arquitectura misma, y gratificando la obra del arquitecto, haciéndole olvidar las dificultades que ha tenido para realizarla.

¿Tu primera cámara? ¿Y ahora?
 
Mi primera cámara fue analógica, una Leica de los años 60 o 70, la que me regaló mi abuelo a los 10 años. La última cámara analógica con la que disparé  fue una Olympus (aún la tengo, de hecho). Luego en 2007 me pasé a la fotografía digital, y desde entonces siempre he tenido Canon. Ahora una 5D Mark IV con objetivos decentrables y ópticas zoom. Es muy importante, para mí, usar una variedad de lentes que me permita obtener varios puntos de vista, desde el general hasta el detalle. Además uso trípode de fibra de carbono y cabeza ajustable. Si es necesario, para sesiones en interiores también uso iluminación artificial. 
 
¿Hay alguna fotografía que te hubiera o te gustaría hacer?
 
Siempre he tenido esta inquietud: fotografiar arquitecturas que hoy no existen. Las ciudades invisibles de Italo Calvino. La Biblioteca de Alejandria. Los espacios imaginarios de M. C. Escher... Los mundos fantásticos de J. R. R. Tolkien..
Marcela Grassi, arquitecta de formación hace ya siete años, descubre su verdadera vocación: la fotografía. Inspirada por su conocimiento del arte, transmite a través de la fotografía, la belleza de la arquitectura en relación a su entorno.

La sensibilidad por captar la esencia de la obra y el estudio minucioso de la luz para dotar de profundidad a su fotografía son otras de las señas de identidad de Marcela Grassi que trabaja con la misma intensidad el espacio público y los proyectos de interiorismo.

Marcela Grassi ha colaborado con EMBT Miralles Tagliabue, MBM Arquitectos, BAAS Arquitectura, Penzel Architects, Wilkinson Eyre Architects, Ricardo Bofill, Piero Lissoni y Carlos Ferrater entre otros y sus fotografías se han publicado en revistas de prestigio del sector como METALOCUS, Casabella, The Plan, Interior Design, C3, Arquitectura Viva o Elle Decor Italia.
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