Carme Pinós fue capaz de mostrar en la inauguración, una bodega solemne y ceremonial que se alza a modo de «monasterio» en lugar de «catedral», alejándose de lo vistoso y llamativo. El lugar fue pensado para ser una «máquina perfecta» que elevara la funcionalidad al máximo partiendo de la colaboración de Vértice 21, un equipo especializado en la industria enológica y agroalimentaria e Inexo, constructora especializada en obras de gran dificultad.
El espacio de la bodega se organiza en tres niveles conectados por rampas y escaleras. Está dispuesta de forma que guía al visitante desde la fermentación hasta el embotellado, destacando una sala de barricas de doble altura. En la parte superior se encuentra una galería que funciona como zona de exposiciones y venta y está delimitada por muros de adobe macizo propio de la zona que enmarcan los huecos exteriores acristalados y abiertos genrando un mirador que integra la bodega al paisaje. La gran cubierta de hormigón visto en forma de teja colosal está proyectada con el fin de albergar en un futuro un jardín de plantas autóctonas.
«A mí me gusta expresar mi arquitectura como el diálogo de dos elementos, máximo tres. En la bodega son dos, el paisaje y la gran teja de cubierta. Y si pensamos en tres elementos, estaría bien incluir los muros exteriores de gaviones que anclan el edificio a su entorno inmediato».
Carme Pinós.

Bodegas La Horra por Carme Pinós. Fotografía por La Cueva Estudio.

Bodegas La Horra por Carme Pinós. Fotografía por La Cueva Estudio.
Los muros interiores son paneles Viroc en tono tinto. En el interior se genera una forma diferente que hace que el espacio sea más fluido y armonioso. Las paredes de las salas de barricas y de fermentación son de hormigón visto con encofrado de caña, iluminado por unas luces LED de bajo consumo situadas en las barandillas de la doble altura, lo que genera una textura más rústica y rugosa.
No solo se emplean materiales de la zona, sino que también se toma inspiración de las construcciones locales. Esta bodega enterrada utiliza un sistema de ventilación pasiva mediante zarceras, evocando la arquitectura popular, y que son regulables mediante compuertas. El diseño para conservar la temperatura es similar al de un botijo: permite que las condiciones térmicas se mantengan estables, reduciendo el consumo energético. El sistema constructivo de la estructura es mixto y de diseño, compuesto por acero y hormigón, con pilares, muros y losas macizas, así como losas alveolares en algunos sectores. La doble altura de las pasarelas en la sala de barricas está realizada con tablas de madera maciza en un armazón metálico que cuelga del techo mediante tirantes.

Bodegas La Horra por Carme Pinós. Fotografía por La Cueva Estudio.
La luz natural es un elemento muy cuidado en toda la obra, y a pesar de ello, Carme Pinós describe un momento especial y hermoso donde la luz del sol se reflejaba como una lágrima caía de la zarcela, otorgando un carácter solemne al lugar. Un detalle inesperado, considerado un premio inesperado.
«A la hora de comer se nos reflejaba la luz del sol como una lágrima que provenía de la zarcela. Fue un momento bastante lindo». «Tenemos 3D y todo, pero tanto como para que a la hora de comer te dieran los lucernarios una lágrima que cae en la mesa, eso ya no, dios nos premia».
Carme Pinós.