La segunda mitad del siglo XX en Argentina tuvo como protagonista a uno de los más reconocidos arquitectos de toda su historia reciente, responsable de una muy extensa obra desarrollada casi exclusivamente dentro del país. Nos referimos, claro, a Clorindo Testa. El nacido en Nápoles fue rápidamente adoptado por el país austral y hoy su obra es parte substancial del imaginario arquitectónico (y pictórico) de Argentina.

Con más de 60 años de ejercicio profesional, Clorindo Testa fue autor (y co-autor) de más de un centenar de obras de arquitectura, entre proyectos y realizaciones, que marcaron un antes y un después en la arquitectura latinoamericana pero que quizás, tristemente, no han tenido la misma repercusión en otros contextos a nivel global.

En esta serie de artículos vamos a recordar algunas de sus más importantes obras, que oscilaron entre modernidad y posmodernidad, con períodos claramente diferenciados, pero también con muchos puntos de contacto e interacciones que supieron atar toda tu trayectoria profesional.
La primera etapa a la que nos referiremos en esta serie corresponde a los inicios profesionales del arquitecto, que podría englobarse, años más, años menos, entre 1948 y 1974, comenzando por el año en que se graduó e incorporó a la oficina del Plan Regulador de Buenos Aires donde pudo colaborar con los arquitectos del Grupo Austral (J. Ferrari Hardoy, J. Kurchan y A. Bonet Castellana).
 
Este cuarto de siglo en Argentina estuvo cargado de turbulencias e inestabilidades políticas y sociales. Peronismo, una nueva Constitución, dos gobiernos de facto, un primer mandatario de facto de origen civil, democracia, desarrollismo y un total de trece presidentes. Parece difícil condensar tanto suceso en tan poco tiempo, y más aún si nos preguntamos cuál fue el papel de la arquitectura en todo esto. Esta situación fue, sin dudas, el caldo de cultivo que posibilitó las grandes (en escala y reconocimiento) obras modernas de Argentina. 
 
Con el Peronismo como impulsor de una importante reforma en la planificación urbana (que comenzaría más cercana al “culto”1 de las beautiful cities que a la arquitectura moderna) y el estado como promotor de la obra pública, e incluso los gobiernos de facto que, como en tantos otros lugares, se apropiaron de la arquitectura moderna como símbolo de su poderío, la obra temprana de Testa fue posibilitada (aunque también truncada por momentos) por este tan convulso contexto que hasta entonces, había visto pasar a la modernidad como un recurso de innovación y vanguardismo exclusivo de los grupos de avanzada.
 
“Una paradoja. Por un lado el Estado aparecía como el Príncipe que había comprendido la verdad modernista. Por otro, frustrados en todo el mundo los intentos de hacer de la “arquitectura moderna” un medio de representación del Estado fuerte (autoritario), la actuación de los arquitectos como servidores públicos pasó a ser considerada como una forma de degradación burocrática de la disciplina.”
Jorge Francisco Liernur, 2001.2
 
Centro cívico de Santa Rosa (1955-1963, 1972-1976, 1981, 2006)


 
Como resultado de un concurso organizado en 1955 por la Sociedad Central de Arquitectos, Clorindo Testa, en conjunto con Boris Dabinovic, Augusto Gaido y Francisco Rossi, se adjudicó la construcción del Centro Cívico de la recientemente emancipada provincia de La Pampa.
 
Localizado en su capital, Santa Rosa, la primer gran obra del arquitecto es, probablemente, la que seguía en mayor medida la línea de la modernidad corbusierana de posguerra, aunque de manera situada y consciente de su entorno. No obstante, ese mismo año Perón sería derrocado por la Revolución Libertadora y como consecuencia, la obra se pospondría hasta la asunción de Arturo Frondizi, electo tres años más tarde.
 
Esta obra estaría en contacto con Testa a lo largo de toda su carrera profesional. Finalizada su primera etapa en 1963 (Casa de Gobierno, terminal de buses y el paseo semicubierto), el mismo equipo volvería a proyectar en 1972 el edificio para el Palacio Legislativo (finalizado en 1976) y en 1981, concurso mediante, nuevamente se adjudicarían las ampliaciones del complejo (Palacio de Justicia, Cámara del Crimen, Casa de la Cultura con varios museos, el Archivo Provincial, un teatro, un microcine, la Dirección de Cultura y el edificio anexo de la Casa de Gobierno). Finalmente, y aunque con una impronta arquitectónica muy diferente, entre 2004 y 2006 Testa tendría su último baile con Santa Rosa, proyectando junto a Miguel García la Biblioteca del Palacio Legislativo.
 
Centro Cívico de Santa Rosa por Clorindo Testa, Boris Dabinovic, Augusto Gaido y Francisco Rossi. Fotografía cortesía de Fototeca Bernardo Graff Archivo Histórico Provincial Prof. Fernando E. Aráoz
 
Pasando ahora concretamente al edificio, este se implanta sobre terrenos públicos sin rectificar, rematando el eje urbano del Boulevard San Martín, y dispone sus funciones a lo largo de un colosal bloque de 180 m lineales, al cual se accede mediante dos ligeras rampas de hormigón armado.
 
Las tres intervenciones (Casa de Gobierno, Palacio Legislativo y Biblioteca) se diferencian claramente una de la otra, con resoluciones arquitectónicas aggiornadas a las corrientes de cada época. Contrasta la horizontalidad de la primera con la verticalidad del Palacio, así como con la peculiar morfología de “armadillo” de la última. No obstante, todas comparten aspectos como la elección de materiales de fácil disponibilidad y bajo coste (hormigón visto y ladrillos), como así también algunos aspectos del lenguaje que unifican al conjunto (los brise-soleils, por ejemplo, aquí utilizados con convicciones muy diferentes a las que aparecerían años más tarde en el Banco de Londres).
 
Banco de Londres y América del sur (1959-1966)


 
Cuatro años después de haber ganado el concurso de La Pampa, Testa se asoció con el ya consolidado estudio de arquitectura SEPRA (Sánchez Elía, Peralta Ramos, Agostini) para participar del concurso de la nueva casa matriz del Banco de Londres y América del Sur en Buenos Aires.
 
La obra representa un gran cambio, a propósito de las tradiciones edilicias de arquitectura bancaria. Los arquitectos plantearon un cambio de paradigma tanto en la imagen exterior del banco, como en la distribución de las funciones internas, dejando de lado esa pesada imagen tradicional y académica que acompañaba a este tipo de instituciones, en pos de una arquitectura rupturista y rebelde enclavada en el corazón de la Capital Federal, en la icónica esquina de Mitre y Reconquista, justo en frente a la ecléctica casa central del Banco de la Nación Argentina de Alejandro Bustillo (1938-1952).
 
Para comenzar, la implantación del edificio ya rompe con la norma del contexto, y denota el posicionamiento de Testa y SEPRA frente a la ciudad. A diferencia de las otras tres edificaciones que se encuentran en esta intersección, los arquitectos optaron por sustraer la ochava del edificio, para resolverla con el volumen que aparece flotando sobre la esquina a la altura del cuarto nivel, y con los paños de hormigón armado que sobrevuelan este espacio, dispuestos de forma oblicua frente a la calle.
 
Esta obra, probablemente la más reconocida del Maestro internacionalmente y la más emblemática de este período a nivel nacional, a diferencia de la anterior que tenía algunas referencias a Le Corbusier, nos remite inmediatamente a la obra de los Smithsons. Atrás quedaron las restricciones de la modernidad más platónica y ontológica para dar lugar a una obra casi expresionista en su resolución, con elementos figurativos que penetran en los llenos y un sublime manejo de los materiales por contraste. Desde el exterior al interior, este contraste está presente en toda la obra. Por dentro, el elemento que más resalta es sin dudas el núcleo de escaleras, en el cual los autores colocan, como supo hacer muy bien Stirling, un equipamiento arquitectónico de la más alta calidad y vanguardia tecnológica dispuesto sobre un hábitat casi artesanal de hormigón en bruto.
 
Banco de Londres por Clorindo Testa y SEPRA. Fotografía por Federico Cairoli
 
Por fuera, el brise-soleil ya no es solo una cuestión de asoleamiento adicionada a la obra como en Santa Rosa. Ahora son los imponentes pórticos hiperestáticos de los que cuelgan todos los pisos, los que se perforan para permitir el ingreso de luz, en una búsqueda mucho más plástica, pero que responde a una cuestión puramente funcional, que evidencia la maestría de este arquitecto-artista. Del mismo modo, este contraste entre la pesada estructura de hormigón armado disociada del cerramiento de cristal cambia por las noches, desapareciendo en la penumbra la estructura y dejando salir la luz por cada una de esas hendijas de vidrio, invirtiendo finalmente la relación figura-fondo, y cambiando por completo su imagen frente a la ciudad.
 
Biblioteca Nacional Mariano Moreno (1962-1992)


 
Ubicada en el céntrico barrio de Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires y en medio de un amplio parque urbano, se ubica la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. El edificio es el resultado de un concurso de anteproyectos ganado por Testa junto a F. Bullrich y A. Cazzaniga, en un certamen que encontró su competencia en arquitectos de la talla de Justo Solsona y Javier Sánchez Gómez (posteriormente M.SG.S.S.V.), Rivarola y Soto o el mismísimo Mario Roberto Álvarez.
 
A partir de esta obra, la arquitectura de Testa comienza poco a poco a desprenderse del lado utilitario del objeto para pasar hacia un ámbito más simbólico, una característica que iría creciendo en la trayectoria del arquitecto, asociable también a la retórica y la referencialidad de su lado más artístico.
 
Biblioteca Nacional Mariano Moreno por Clorindo Testa, Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga. Fotografía por Carla Campo
 
Por supuesto que la biblioteca no pierde de vista su función utilitaria. No obstante, el programa funcional queda ahora subordinado al programa expresivo. Justamente esta expresión de la obra es lo que lleva a Montaner (2002) a definirla como un ejemplo de arquitectura surrealista latinoamericana, de formas plásticas casi violentas en su exterior. Sin embargo, también cabe mencionar que, en esta misma resolución, si nos situamos en la imponente plaza de ingreso y miramos hacia arriba, podríamos reconocer un carácter puramente posmoderno. Una composición realizada a base de fragmentos autónomos, que rompen aquella idea de homologación de las partes de la modernidad más clásica. Es decir, la biblioteca es parte de este proceso de reflexión y resignificación de la obra de Testa, que ya no tiene una clara adscripción estilística, sino que se convierte en una sinergia de diversas autonomías que conforman ese “gliptodonte” final.
 
Saliendo un poco de esta constante de encasillar las obras y sus autores dentro de una corriente, el edificio en sí se compone por una parte semienterrada con los depósitos de libros, un área pública de acceso en medio del parque y un edificio elevado apoyado en cuatro monumentales columnas donde se concentra la mayor parte de los usos.
 
Hospital Naval Central (1970-1974)


 
Por último, no podíamos dejar de referirnos al Hospital Naval Central, ubicado frente al Parque Centenario en el barrio de Caballito. Al igual que en los casos anteriores, el encargo surgió de un concurso público del que Testa, junto a Hector Lacarra y Juan Genoud resultaron ganadores.
 
En un primer vistazo podríamos quizás encontrar algunas lógicas de corte más racionalista que en obras previas, a propósito de la estructura y carpinterías, por ejemplo. Y claro, las funciones del edificio demandaban una resolución programática muy estricta. No obstante, si pasamos esa obvia primera impresión, nos damos cuenta de que seguimos estando frente a una obra concebida desde el más puro brutalismo de influencias anglosajonas (y particularmente de Stirling).
 
Hospital Naval Central por Clorindo Testa, Hector Lacarra y Juan Genoud. Fotografía por Emiliano Rípodas
 
La sustracción de cuatro niveles en uno de los extremos de la pastilla, o la resolución del núcleo de escaleras adyacente a este volumen, son operaciones típicas de esta concepción brutalista del espacio. Donde había figura, ahora hay fondo, se invierten las relaciones de masas, cambian los pesos en el volumen, como justamente sucedía en la Facultad de Historia o en el Departamento de Ingeniería de James Stirling.
 
Coloquialmente conocido como “el barco” (aunque más de una obra de Testa se ha visto asociada a este concepto), el hospital cuenta con una superficie de 30.000 metros cuadrados revestidos exteriormente por mosaicos de tonos celestes y parasoles de resina, dos materiales con los que el arquitecto no había experimentado demasiado hasta ese momento.
 
NOTAS.-
1. Jacobs, Jane (1961) The Death and Life of Great American Cities. P. 375. Nueva York. Estados Unidos: Random House.
2. Liernur, Jorge Francisco (2001) Arquitectura en la Argentina del siglo XX: la construcción de la modernidad. P. 306. Buenos Aires. Argentina: Fondo Nacional de las Artes.
 
BIBLIOGRAFÍA.-
Costa Cabral, Cláudia P. (2012) A modern ensemble at the Argentinian Pampa: Clorindo Testa’s civic center in Santa Rosa. 15th International planning history society conference. Porto Alegre. Brasil: Faculdade de Arquitetura – UFRGS.
Fernandez, Roberto (1996) La ilusión proyectual: una historia de la arquitectura argentina. 1955-1995. Mar del Plata. Argentina: FADU, UNMDP.
Jacobs, Jane (1961) The Death and Life of Great American Cities. Nueva York. Estados Unidos: Random House.
Liernur, Jorge Francisco (2001) Arquitectura en la Argentina del siglo XX: la construcción de la modernidad. Buenos Aires. Argentina: Fondo Nacional de las Artes.
Montaner, Josep Maria (1999) Después del movimiento moderno: arquitectura de la segunda mitad del siglo XX. 4ta. Edición. Barcelona. España: Gustavo Gili.
Montaner, Josep Maria (2002) Las formas del siglo XX. Barcelona. España: Gustavo Gili.

Más información

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Arquitecto
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Clorindo Testa.
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Boris Dabinovic. Augusto Gaido. Francisco Rossi. Miguel García. SEPRA. Francisco Bullrich. Alicia Cazzaniga. Hector Lacarra. Juan Genoud.
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Fotografía
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Ian Gallagher. Ramiro Isaurralde. Hernán Jagemann. Elsapucai. Ernestina Anchorena. Wellinton Lenzi. Carla Campo. Palanquis. William Veerbeek. Federico Cairoli. Emiliano Rípodas. K.B.L. Luccia-1.000 pic. Matias Dutto.
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Clorindo Manuel José Testa was an Argentine architect who has achieved greater recognition in the second half of the 20th century.

He was born in Benevento, Italy in 1923. Together with his family he came to Buenos Aires, Argentina when he was months old. In his childhood he liked to build ships and for that reason he thought that naval engineering would be his destiny. In this way, he studies electromechanical engineering for a brief period, with the intention of accessing the Naval Engineering school at the University of La Plata. Then, almost by chance, he entered the School of Architecture of the University of Buenos Aires, graduated as part of the first class of the new Faculty of Architecture and Urbanism in 1948 and began in the final era of Argentine rationalism. Influenced by Le Corbusier, he worked as a draftsman with the Austral team formed by Ferrari Hardoy, Vivanco and Antonio Bonet, who developed the Regulatory Plan for the City of Buenos Aires.

In 1949 he obtained a scholarship from the University of Buenos Aires to make a study trip to Europe. He returns after 3 years, and wins the national competition for the construction of the Argentine Chamber of Construction. After obtaining his title, Testa begins his professional activity by associating in a studio with Francisco Rossi, David Gaido and Boris Dabinovic. This team will work in association until 1958, marking the first stage of the Clorindo work.

Among his most important works in the history of Argentine architecture are the former Bank of London and the National Library. He was also a permanent career plastic artist, with prizes and participation in biennials and museums.

He died in Buenos Aires on April 11, 2013.
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