El uso de fachadas acristaladas en este proyecto de Flow81, que se abren directamente a la vegetación, permite prolongar los espacios interiores hacia el exterior y, a la vez, introducir la naturaleza en el interior, buscando borrar la sensación de transición entre dentro y fuera. Todo esto se suma a la continuidad del pavimento entre la zona exterior e interior, que refuerza esta idea.
La idea inicial de borrar las barreras exteriores mediante la vegetación existente se traslada también a la circulación fluida dentro de la propia vivienda, donde los tabiques y separaciones interiores no existen. La naturaleza entra en la vivienda, incrustándose en los forjados de la terraza, y consigue que la vegetación que aparece dentro de la casa sea la misma que la del terreno que la rodea.

Villa Las Nubes por Flow81. Fotografía por Fernando Alda
Descripción del proyecto por Flow 81
«Villa Las Nubes», diseñada por el estudio de arquitectura Flow 81, desafía los límites del diseño arquitectónico. Suspendida a 11 metros de altura y perfectamente integrada en el bosque que la rodea, los árboles atraviesan la estructura y siguen creciendo sin ser alterados. Este proyecto demuestra cómo la arquitectura puede respetar y realzar la naturaleza, adaptándose a la orografía del terreno y preservando la flora y la fauna existentes.
Las condiciones del terreno (caracterizado por la presencia de 133 pinos y otras especies) así como una pendiente del 26 % y una orientación desfavorable, fueron los principales retos que guiaron el diseño de la villa. La solución arquitectónica, nacida de la necesidad de no dañar el entorno, condujo a la idea del «vuelo»: una estructura elevada sobre grandes pilares en voladizo que sostiene una terraza suspendida a once metros del suelo, preservando las raíces de los árboles y permitiéndoles crecer libremente. El revestimiento de bambú de la terraza también se ha perforado para dejar pasar el follaje, creando un jardín natural que no requiere mantenimiento.
El hecho de elevar la villa y ubicarla en la zona más alta de la parcela ha permitido ofrecer vistas al mar en una parcela que no las tenía, a pesar de lo cual la vivienda goza de una gran privacidad desde la vía de acceso. Otra característica diferenciadora es la ausencia de vallas o estructuras artificiales en la parte baja de la parcela. En su lugar, la vegetación actúa como barrera natural, permitiendo así el paso de la fauna local.
La integración de naturaleza y arquitectura se acentúa aún más gracias a fachadas totalmente acristaladas y correderas, que abren la casa hacia las copas de los árboles de la terraza principal. La continuidad entre el pavimento interior y el exterior amplifica la sensación de inmersión en la naturaleza y elimina visualmente los límites entre el interior y el exterior. En el interior, la naturaleza penetra físicamente: los árboles crecen en los patios interiores y dan directamente al salón, mientras que una cascada da la bienvenida a los visitantes en la entrada. Aquí se crea una sensación de armonía entre el entorno natural y el espacio vital.
A pesar de su gran tamaño, la villa mantiene una escala humana. La organización espacial sin barreras internas crea una conexión fluida entre las habitaciones, fomenta la interacción entre los habitantes y ofrece una sensación de apertura y continuidad en toda la casa.