La vivienda proyectada por Trespes.arquitectos sitúa en el centro de la parcela un volumen prismático con una planta romboidal al que se le han hecho unos cortes para generar sus diferentes espacios. Gracias a esta decisión, se pueden generar una serie de soportales bajo la cubierta inclinada, en la que no se ha realizado ninguna sustracción, manteniéndose esta continua. Estos soportales buscan, además, complementarse con los diferentes usos de la vivienda, creando un juego entre interior y exterior.
Gracias a su disposición no ortogonal, los diferentes espacios de la casa tienen alturas variables en relación con la cubierta inclinada. Esta disposición se ha utilizado también para dar la mejor orientación a todas las salas, favoreciendo además la ventilación cruzada. Para la estructura se ha empleado una estructura ligera de madera, montada sobre una cimentación de hormigón armado in situ. Se ha utilizado zinc como material de acabado de fachada y cubierta (generando continuidad entre ambas), y madera termotratada en los soportales para contrastar con aquel.

Vivienda unifamiliar en Sada por Trespes.arquitectos. Fotografía por Iván Casal Nieto.
Descripción del proyecto por Trespes.arquitectos
El proyecto nace de lo básico, la construcción como refugio, una gran cubierta que da cobijo a las necesidades fundamentales del habitar.
Una parcela rectangular, prácticamente plana, para resolver el programa, mínimo, echamos mano de la geometría.
Se entiende la geometría como herramienta que auxilia el pensamiento, como instrumento de precisión que abre espacio a lo imprevisible, a lo fortuito, a lo inesperado que comanda la vida.
La geometría determina con rigor la dimensión y la posición de cada elemento, la relación de estos con los espacios que generan, y el terreno donde se insertan. Se resuelve el programa con las especificaciones indicadas por el cliente: cubiertas inclinadas y soportales.
Bajo la cubierta inclinada, se recorta lo construido para generar límites que minimicen la sobreexposición al sol y maximicen la relación con el exterior.
El dentro jugando con el fuera, en relación continua e íntima, retirándose y creando espacios intermedios de uso indeterminado que enriquecen la edificación.
Los soportales generados incorporan las características de los espacios a los que sirven. El que tiene acceso desde el salón será la entrada, el que da a los cuartos procurará intimidad, y el que da a nordeste será la extensión de la cocina para almorzar en los días soleados de primavera y verano.
La implantación de la vivienda en la parcela y su forma va ligado a los espacios exteriores de la vivienda: un gran patio al sur donde se mantienen los árboles que ya estaban en la parcela [un melocotonero y un cerezo], la huerta y el gallinero en la parte posterior.
La no disposición ortogonal de las estancias en relación con la cubierta crea espacios interiores con alturas variables que avanzan en diagonal.
La construcción se hace con entramado ligero de madera, fabricado en taller y montado sobre la cimentación de hormigón armado realizado «in situ» en menos de una semana. La cubierta y la fachada que toca el perímetro romboidal es de zinc y los retranqueos que provocan los soportales, de madera termotratada.
Los aislamientos son de celulosa inflada en el interior de los entramados, mínimo 16 cm de espesor. Esta construcción en seco, sumada al comportamiento de la madera, el control del soleamiento y las ventilaciones cruzadas, hace que la vivienda tenga un confort higrotérmico óptimo.