1. Torres Blancas
La idea de proyecto en torno a Torres Blancas consistía en la edificación de una torre de casas-jardín con amplias terrazas. De esta manera se pretendía hacer compatible la idea de vivienda en altura con la casa jardín.
En 1965, Higueras y Miró presentaban un proyecto que mantenía la estructura circular, aunque sustituía las construcciones escalonadas por un edificio de 40 metros de radio, compuesto por sótano y cuatro plantas, y dividido en 30 gajos que se duplicaban al llegar a la crujía exterior.
El encargo requería el diseño de un nuevo edificio para albergar dos organismos hasta entonces separados, el Centro de Estudios Hidrográficos y el Laboratorio de Hidráulica. La nave de modelos es la más interesante, donde a partir de sus famosas "vigas-hueso", llamadas así por el propio Fisac por su semejanza con las estructuras óseas de los animales, consigue salvar 22 metros de nave introducir la luz natural indirecta necesaria para la realización de los ensayos y la evacuación del agua de la cubierta.
Con 107 metros de altura, 37 plantas y poco más de 36 años (el proyecto se construyó entre 1978 y 1981), la actual torre, diseñada por Fco Javier Sáenz de Oíza, fue inicialmente conocida como torre del Banco Bilbao, pasando por BBV y BBVA. Ahora tras su venta y una reforma bastante respetuosa realizada por el estudio de Ruíz Barbarín Arquitectos, pasa a ser conocida como Castellana 81, es un referente de la arquitectura del siglo XX en Madrid y en España.
El edificio presenta una serie de características estructurales como su estructura atirantada que elimina los pilares y su doble piel de vidrio ayuda con el control del clima. El edificio se conecta con la calle a través de una escalinata de travertinos que te dirige hacia el gran hall de piedra, iluminado cenitalmente por unos tragaluces.
Desde fuera se presenta como una casa opaca y casi amurallada, ofrece sin embargo una experiencia completamente diferente una vez descubrimos el interior. Todo el espacio se abre y comunica tanto física como visualmente gracias a los grandes vidrios y tabiques móviles que separan las distintas estancias, todas ellas volcadas a los patios escalonados llenos de vegetación. Un retiro de paz y tranquilidad que parece transportarnos a un lugar muy alejado del mundo exterior.
Este proyecto se caracterizaba por su sencillez y su flexibilidad, incorporando en los cuatro principios básicos como integración en el paisaje para orientarnos en el interior, entradas de luz natural reduciendo el consumo, claridad espacial y flexibilidad para configuraciones cambiantes.
Pero su singularidad no reside en su estilo, si no en la forma en la que resuelve los diversos usos que acoge, diferenciando volúmenes de gran claridad formal, que se unifican con el uso del hormigón bruto en todos los elementos. Destacan los cambios de escala en función del exterior e interior, el tratamiento de la luz y la resolución de espacios.
Son 3.500 metros cuadrados de superficie divididos en seis plantas entre las que se reparten dos salas de exposiciones, zonas para actividades, archivo, talleres de restauración, cafetería... Este museo se crea con el objetivo de convertirse en referencia europea en el ámbito del dibujo y la ilustración.
De manera muy hábil Alejandro de la Sota integra en las cerchas metálicas un aula por cada hueco entre pórticos, aprovechando un espacio condenado al desuso, pero necesario para salvar la luz de 20 metros. Así no sólo que consigue crear una 'estructura habitada', sino que ésta se ajusta a la perfección al programa de aulario al contar con una sección de anfiteatro en la que colocar los pupitres.
En el año 1934, Arniches, Domínguez y Torroja ganan el concurso para el nuevo hipódromo de Madrid. Tras la Guerra Civil, en 1941, se terminan las obras y se inaugura el Hipódromo con instalaciones mínimas, que continuarían mejorándose y ampliándose. Tras una fase de abandono, en el año 2004 Junquera Arquitectos gana el concurso de rehabilitación de esta joya arquitectónica.
Se trata de un edificio de 40.000 m² distribuidos en un total de 14 plantas (7 en la fachada del Campo del Moro y 14 en la fachada Este, junto a la Catedral) que albergan salas de exposiciones de 103 metros de longitud y 16 metros de ancho con alturas que varían desde los 6 a los 8 metros, 6 grandes almacenes, salas de recepción de obras de arte, zonas de recepción al público, despachos, así como espacios destinados a salas técnicas e instalaciones.
Sus elementos escultóricos exteriores fueron diseñados por Jerónimo Suñol, autor también de la gran escalera central, combinando con gran elegancia elementos decorativos de estilo francés e italiano. En 1976 fue declarado monumento histórico-artístico, destinando para la sede de la Casa de América.
La intervención en el proyecto ha redistribuido el programa en una mezcla de usos en horizontal, en lugar de en vertical. La integración del uso comercial y el programa de hotel con las características de Four Seasons, influyeron en esta decisión de proyecto y terminó siendo el motor de arranque para el complejo.
La vivienda se construye alrededor de dos patios interiores que hacen circular en forma de 8 el flujo de la casa, esto genera una forma particular de vida que permite comunicarse a través de diferentes recorridos con diferentes acercamientos y distancias. La vivienda se desarrolla en una única planta, construida sobre tres plataformas que se adaptan al terreno.
El conjunto de edificios construidos en hormigón "in situ" y coronado con una misma cubierta cosida con sus famosas vigas hueso, se caracteriza por la relación entre la Iglesia y el resto de servicios, buscando homogeneizar todas las piezas y dar unidad al Conjunto.
Se caracteriza por su elemento vertical circular a modo de torre llamado La Vela en contraste con su base horizontal muy lineal. Los espacios en el interior del complejo son abiertos, acristalados, multidisciplinares y creados para la conexión e interrelación en vez de para la división y jerarquización.
La propuesta del estudio Amid.cero9, mantiene íntegramente los edificios históricos del conjunto y sustituye el resto de edificaciones por una serie de volúmenes que se relacionan entre sí a través del jardín, espacio generador de todo el proyecto.
El proyecto de remodelación ha generado lo que pudiera llamarse un gran "condensador social" o programático, aglutinando una zona para mercado, un polideportivo y una actividad que podría considerarse contraria de las anteriores, una biblioteca.
Construido en estilo Neomudejar y claramente suntuoso, tras la llegada de otros deportes, comenzó su decadencia. Tras librarse en varias ocasiones del derribo, el Ayuntamiento lo cataloga como edificio singular, instando a su tramitación como Bien de interés cultural (BIC). Actualmente se encuentra rehabilitado.