Los Países Bajos siempre han estado en el centro de la escena artística y cultural a nivel mundial. Desde finales del siglo XVI y el famoso Siglo de Oro hasta Van Gogh, son incontables los grandes nombres que han surgido de las “Tierras Bajas”, y muchos más los que han dejado su huella con obras de todas las ramas del arte, y por supuesto, la arquitectura no es ajena a esto.
Si bien Róterdam fue testigo de esto con obras como la Witte Huis o la iglesia de Sint-Laurenskerk (única construcción medieval en pie hasta hoy), el esplendor de la arquitectura de la ciudad llegó con las corrientes anti academicistas de comienzos de siglo XX, con intervenciones como el Royal Maas Yacht Club de Barend Hooijkaas jr. en Michiel Brinkman (ya hablaremos más adelante de su hijo Johannes Brinkman), con su elegante resolución asociada el Jugendstil suizo-alemán.
De ahí en adelante la ciudad comenzó a alojar obras de la más innovadora modernidad de la mano de oficinas locales (en su mayoría), pero que tristemente se verían truncadas por los efectos de la ocupación nazi y el bombardeo de 1940. Aquel año supuso una importante tragedia para los roterdamers que, a fuerza de un “malentendido” de la guerra, debieron ver arder el centro de la ciudad, rendidos ante el caos del paso de las fuerzas armadas hacia Inglaterra. Aun así, los daños no pararon a la ciudad neerlandesa que rápidamente intentó recomponerse de la tragedia, y comenzó, ante esta obligada tabula rasa, un proceso de renovación y modernización urbana casi sin precedentes.
Esta oportunidad supuso un cambio con respecto al papel del contexto histórico y a los restos de la ciudad industrial, que aun sin quedar en el olvido, se desplazaron frente a las nuevas estrategias de reconstrucción urbana, también necesitadas por la urgencia económica que acarreaba la migración de empresas y ciudadanos frente a estas circunstancias. Más y mejores espacios públicos, redes de movilidad más grandes y discriminadas por tipo de transporte, desarrollos verticales, el traslado del puerto (hasta hoy el más grande y ocupado de Europa) y cambios en los usos de la tierra acompañaron un largo proceso de regeneración que llegó a consolidarse casi treinta años más tarde.
Si a esto sumamos los constantes procesos de renovación que se siguen implementando hasta la actualidad, y el privilegio incluso de alojar a grandes y reconocidas oficinas de arquitectura locales como Rem Koolhas y OMA, Kaan o MVRDV, la ciudad se ha convertido poco a poco en el lienzo perfecto para la experimentación arquitectónica, una ciudad que nunca está terminada y, no nos engañemos, una ciudad con la que todo arquitecto querría tener al menos una oportunidad de bailar.
Con esta selección queremos mostrar al menos una parte del extenso y variado catálogo arquitectónico de Róterdam, haciendo un breve recorrido histórico desde comienzos del siglo XX hasta la actualidad.
1. Fábrica Van Nelle por Brinkman & Van der Vlugt
Bajo una estética racionalista, el proyecto aborda con calidad magistral los nacientes mandatos espaciales de las conquistas de derechos laborales de la época, balanceando el trabajo y el bienestar de los obreros con espacios abiertos, iluminados y ventilados naturalmente y áreas de ocio proyectadas para esos fines, posibilitados por la imponente estructura de hormigón armado que los contiene.
Al momento de realizar esta obra, Oud, quien se encontraba en plena construcción del Café De Unie, otra de sus icónicas obras en la ciudad, estaba también a cargo del Departamento de Vivienda de la ciudad. Esto, en parte, le permitió tomarse algunas libertades proyectuales para incorporar a los emprendimientos residenciales para obreros nuevas prestaciones espaciales que hasta el momento no eran tenidas en cuenta para desarrollos de gestión pública.
Resuelto mediante viviendas mínimas para familias de hasta ocho personas (62 m²), el barrio contiene 294 viviendas, dos tiendas, una destilería de agua, dos almacenes-talleres, dos parques infantiles y una iglesia, todos resueltos dentro de un enclave preexistente cerrado, con fachadas estucadas en blanco y colores primarios para las carpinterías.
Aunque hoy no podríamos visitar la obra original (fue demolida en 1978), una réplica casi exacta fue construida entre 1989 y 1995 por el arquitecto Wytze Patijn. Proyectada en la misma ubicación y solo con algunos cambios y actualizaciones en la distribución interna de las viviendas, esta reconstrucción nos permite hoy deleitarnos con el modelo de vivienda que fue el germen con el que Oud, solo un año más tarde, comenzaría a planificar sus cinco viviendas en hilera para la exposición de la Weissenhof.
“La tienda por departamentos más moderna de Europa”. Con ese eslogan se identificaba a “La Colmena”, el centro comercial realizado por Willem Dudok entre 1928 y 1930 en la antigua plaza Van Hogendorpsplein.
La obra sigue también con los preceptos de la Nueva Objetividad, con fachadas de ladrillo a la vista y grandes paños vidriados que, por su referencialidad al puerto de la ciudad, su monumentalidad y su vehemencia, convirtieron inmediatamente al nuevo edificio en un referente a escala urbana para toda la población hasta el trágico 10 de mayo del bombardeo alemán, que redujo el edificio a solo un tercio y que, más allá de algunos intentos por recuperar la parte restante, finalmente sería demolido de acuerdo a los planes de expansión de Coolsingel y reemplazado por un edificio de Marcel Breuer (1955), en uso hasta la actualidad.
Localizada en el Parque de los Museos, la Casa Sonneveld fue el gran regreso de Brinkman & Van Der Vlugt a la escena de Róterdam, luego de haber completado algunos años antes la Fábrica Van Nelle. La obra fue encargada en 1929 y construida entre 1932 y 1933, para Albertus Sonneveld, uno de los tres directores de la fábrica Van Nelle.
Ampliamente estudiada en la historiografía canónica, esta obra es un manifiesto construido de la Nueva Objetividad de los Países Bajos y una hija pródiga del contexto arquitectónico de la época que condensa en sus espacios los más estrictos conceptos de la modernidad europea, desde Le Corbusier hasta Loos.
A diferencia del edificio anterior, la Casa Sonneveld es una de las sobrevivientes del bombardeo alemán y se ha convertido, al igual que su vecina Casa Chabot (Gerrit Willem Baas, 1938), en uno de los ejemplos de la arquitectura holandesa de aquel período mejor conservados de todo el país.
El edificio De Nederlanden van 1845 de Willem Dudok (1942) fue una consecuencia directa de los efectos de la Segunda Guerra Mundial sobre Róterdam. Entre los edificios afectados por el bombardeo se encontraba la anterior sede de la compañía de seguros, proyectada con H. P. Berlage que, aunque quedó en pie, los daños no permitieron su recuperación. En aquel entonces, además, Dudok era el arquitecto oficial de la compañía y ya había estado a cargo del proyecto para sus oficinas centrales en Arnhem cinco años antes.
Si bien la obra deja ver el viraje en la trayectoria del arquitecto hacia una arquitectura menos funcionalista y un tanto más vernácula, actualmente su galería de acceso acristalada, su cubierta ondulada y los diáfanos espacios interiores del edificio se han convertido en un ícono de la zona y le han otorgado el título de monumento histórico municipal.
Al igual que la obra anterior de Dudok, el Groot Handelsgebouw (1945) es consecuencia directa del bombardeo alemán del 40. Con un centro histórico en ruinas, importantes edificios derrumbados y grandes empresas analizando las posibilidades de trasladarse a otros centros urbanos como Ámsterdam, el edificio de Van Tijen y Maaskant (quien trece años más tarde construiría la reconocida torre Euromast) fue parte crucial del plan de reconstrucción de la ciudad.
Con una inversión mixta entre empresas comerciales mayoristas, la Cámara de Comercio y el Gobierno Nacional, los 445.000 m² del edificio llegaron para alojar a la mayor cantidad de empresas por el menor coste posible.
El “Coloso de hormigón”, como han sabido llamar coloquialmente a este ícono del brutalismo neerlandés, propone un dinámico juego de aterrazamientos entre los diferentes niveles, atravesados por túneles y puentes para crear una “ciudad dentro de la ciudad” con calles internas de hasta un kilómetro que conectan los más de 150 locales comerciales a lo largo de esta monumental pieza de hormigón prefabricado.
En pleno corazón de Róterdam, en la renovada zona de Blaak, se encuentran las Casas Cubo del neerlandés Piet Blom (1978), probablemente la atracción turística más visitada y reconocida de la ciudad.
Un bosque de viviendas dentro de la ciudad, enmarcado en un contexto cargado de arquitectura con el Markthal de MVRDV, la iglesia de San Lorenzo, la Biblioteca Central (1977) de Broek & Bakema y, ocasionalmente, una colosal noria que brinda increíbles vistas de toda Róterdam.
La obra es parte del extravagante repertorio posmoderno local, que incluye también a la biblioteca o a la sede central de la policía de Maarten Struijs (1981), entre otros, y que destaca por las 38 viviendas compuestas por cubos inclinados elevados sobre el nivel del suelo, que hacen las veces de un parque y puente peatonal que atraviesa una de las más congestionadas avenidas de la ciudad.
El proyecto fue resultado de un largo proceso de experimentación morfológico-funcional del arquitecto y forma parte de un conjunto de mayor escala que incluye la Blaaktoren (El lápiz) y las 250 viviendas de Spaanskade, ubicadas justo como remate de las Casas Cubo frente a la cabecera del río Maas.
El museo Kunsthal (1987-1992) fue una de las primeras y más importantes obras del arquitecto local Rem Koolhaas y OMA.
Rehabilitado en 2014 por los mismos autores, el museo se emplaza en el remate sur del Parque de los Museos, el cual comparte con otras icónicas obras de la ciudad como las ya mencionadas Casa Sonneveld y Casa Chabot, y que recibe su nombre justamente a partir de la tríada formada por este museo, el Het Nieuwe Instituut y el museo Boijmans van Beuningen.
La obra se organiza a partir de suelos rampados que atraviesan el volumen prismático de un extremo a otro a modo de plaza, distribuyendo sus 7.000 m² entre espacios para exposiciones, un auditorio, un restaurante y oficinas.
El Kunsthal se emplaza casi de manera indiferente frente a su complejo entorno (el Maasboulevard por un lado y el parque por el otro), pero no en un sentido de disputa, sino más bien en el de dejar ser a su entorno, característica que, con el pasar de los años, se iría acentuando con las nuevas obras del área, siguiendo los pasos del que, en palabras de sus autores, es una verdadera “máquina de exposición”.
Justamente el parque surgió también como parte del encargo a OMA que, en conjunto con Yves Brunier y Petra Blaisse (Inside Outside), realizaron un parque lineal definido por diferentes instancias espaciales con intervenciones de otros artistas colaboradores, que responden a los diferentes usos propuestos para cada una de ellas.
Tan solo un año después del comienzo del Kunsthal, se lanzó un concurso para el nuevo edificio del Het Nieuwe Instituut en el mismo parque, institución que condensaba las funciones de varios organismos vinculados al arte, la arquitectura y la cultura. El equipo liderado por Rem Koolhaas fue también invitado a participar del evento, pero a pesar de que su propuesta haya sido ampliamente celebrada por la crítica, el proyecto galardonado y encargado de la construcción del flamante edificio fue el de Jo Coenen, un arquitecto coterráneo que se encontraba comenzado su carrera en la construcción.
Esta obra, de innegable corte posmoderno, le valió a Coenen reconocimiento internacional y múltiples premios, aunque, eventualmente, su carrera se vería limitada a trabajos de menor escala e impacto que su ópera prima.
El instituto se erige a partir de cuatro volúmenes sencillos que varían desde morfologías curvas hasta perfectos cubos, compuestos de gran variedad de materiales (ladrillo, vidrio, acero, hormigón, ladrillos de vidrio) que se intersecan y yuxtaponen para generar diferentes instancias espaciales que se abren en su recorrido hacia el Parque de los Museos.
Los años noventa no fueron especialmente relevantes para la arquitectura roterdamer, salvo contadas excepciones en la zona portuaria de Kop van Zuid. Por este motivo, decidimos hacer un salto en el tiempo de algunas décadas para pasar al momento de esplendor de la arquitectura contemporánea de Róterdam.
El estudio con sede en la misma ciudad MVRDV, ya tenía para este entonces un importante número de obras en Países Bajos e incluso fuera, pero la Book Mountain y el Barrio de la Biblioteca (2012) serían la primera obra de gran escala en la ciudad del Maas (o al menos en su área metropolitana).
Con sus casi 10.000 m², la nueva biblioteca de Spijkenisse se emplaza en pleno centro histórico de la localidad, en la plaza del mercado, frente a la iglesia del pueblo.
La biblioteca destaca con su morfología y escala frente a un entorno de tendencias menores en altura, y con una gran cubierta acristalada que intenta en simultáneo despertar la memoria histórica del lugar, referenciando a las granjas tradicionales holandesas típicas de la zona, y por otro, simular una gran montaña de libros apilados que, además, contrastan con los edificios circundantes a partir de la elección de materiales como el ladrillo a la vista que recubren íntegramente todas las fachadas del nuevo barrio.
Compartiendo medianera con De Bijenkorf de Breuer, Wiel Arets Architects se encargó de proyectar una torre de viviendas y comercios (2013) que enfrenta sin reservas al Beurs-World Trade Center de Rob van Erk (1986) al otro lado de Coolsingel.
El edificio se compone de manera tripartita, a partir de volúmenes cuya distribución responde a las funciones internas del edificio. Un bloque a modo de basamento que contiene las funciones comerciales y se abre hacia Beurstraverse, un paseo comercial subterráneo que conecta también por medio de túneles con las estaciones de metro, y dos bloques superiores de viviendas que se desfasan levemente entre sí para generar los aterrazamientos y balcones para las residencias, distribuidas en 54 estudios, en el volumen inferior y 24 apartamentos por encima.
A los pies del edificio, también se ubica la histórica zona comercial peatonal de Lijnbaan (patrimonio histórico nacional), un manifiesto de las posturas del Team X en relación a la recuperación de la calle como un espacio social, proyectado por Van den Broek & Bakema e inaugurada en 1953. Esta es considerada la primera calle peatonal proyectada para ese fin en Europa, y fue realizada como reemplazo para el antiguo distrito comercial que había sido destruido durante el bombardeo del 40.
Justo en frente del edificio, cruzando Beurstraverse, se encuentra también una controversial obra de larga construcción de OMA para el Forum de la ciudad, que comenzó en 2008, sobre el ex edificio del banco ABN Amro (monumento histórico) y que aún no ha podido finalizarse por diversos problemas y oposiciones por parte de la población.
Róterdam cuenta, desde 2013, con los cinco edificios más alto de todo Países Bajos, cuatro de ellos ubicados en Kop van Zuid y cuentan con la firma de arquitectos de renombre internacional. Pero no nos adelantemos al tema.
Desde el período de reconstrucción de posguerra, Róterdam voluntariamente ha optado por descentralizar las funciones administrativas, comerciales y culturales en diferentes nodos atomizados a lo largo y ancho de toda su trama urbana, al punto de que es casi imposible reconocer a un área como el centro real de la ciudad. Podría ser la zona de Cool como el centro administrativo y de negocios con obras como el ya mencionado Groot Handelsgebouw, la Estación central de transporte (2014) de Benthem Crouwel Architects, MVSA Architects y West 8, las torres gemelas de Delftse Poort, o las dos llamativas intervenciones de Will Aslop, Calypso (2009) y Pauluskerk (2013). No obstante, la zona de Beurs podría ser también considerada como el centro de índole más comercial y administrativo, o por qué no Blaak como el centro cultural y turístico de Róterdam. Incluso desde hace ya varios años, el distrito portuario de Kop van Zuid, al sur de la ciudad, concentra un importante número de oficinas, viviendas, comercios y espacios culturales, que dotan a esta suerte de isla de características propias de un centro urbano de relevancia.
La forma más directa de llegar hasta allí es atravesando el Erasmusbrug (1996) de Ben van Berkel y Caroline Bos (UNstudio), un icónico puente que actúa de antesala para lo que espera al llegar al otro lado.
Renzo Piano (KPN Building, 1997), Foster & Partners (World Port Center, 1998), Mecanoo (Montevideo Tower, 2003), Alvaro Siza (Torre Nueva Orleans, 2007), JHK Architecten (Unilever, 2007), y por supuesto, OMA (sin considerar a quienes están construyendo en el lugar como MVRDV y MAD) todos cuentan con una obra en esta isla a la que a manudo se suele referir como la Manhattan del Maas.
De todas estas obras, De Rotterdam fue la última en desembarcar en la isla (1997-2013), en el amplio muelle de Wilhelminapier, y al igual que varios de los anteriores que tomaban su nombre de la ciudad hacia donde salían las naves de los muelles, De Rotterdam lo hace de uno de los barcos de Holland America Line que partían de ese puerto.
El proyecto comandado por Rem Koolhaas, Ellen van Loon y Reinier de Graaf se compone por tres torres desfasadas que alcanzan los 150 m de altura, recubiertos íntegramente en una piel de vidrio. La propuesta fue ideada como una ciudad vertical, y justamente por esto contiene una gran diversidad de usos que van de un hotel a comercios, restaurantes, salas de conferencias y hasta una sede del ayuntamiento de la ciudad.
Si continuamos hacia el suroeste, un poco más a las afueras de la ciudad, nos topamos con el nuevo campus Hoogvliet de Wiel Arets (2014), un complejo de seis edificios de más de 41.000 m² que aloja funciones académicas y sociales como un centro deportivo, un estudio de arte, una academia de seguridad, 100 unidades de alojamiento dentro de un edificio y dos escuelas.
El conjunto se unifica por medio de una estética exterior más bien neutra, en tonos blancos y con vidrios esmerilados, en contraste con interiores donde las circulaciones de acristalamientos esmaltados se roban la atención de los usuarios.
De regreso a uno de los centros de la ciudad, más específicamente al área de Blaak, nos encontramos con una de las más recientes obras de alto impacto turístico de la ciudad, el Markthal de MVRDV (2014).
¿Un mercado disfrazado de un bloque de viviendas, o un conjunto residencial con aires de vida comunitaria? Sería muy difícil encontrar una respuesta acorde a este cuestionamiento, aunque probablemente tampoco sea necesario saberlo. Lo cierto es que a raíz de una nueva ley nacional que prohibió la venta de carnes y pescados al aire libre, el ayuntamiento de Róterdam organizó en 2004 un concurso para crear el primer mercado cubierto de Países Bajos. Esta propuesta llegó para reemplazar estas funciones que previamente se concentraban justo afuera de donde hoy está el edificio, en Binnenrotte, el mercado al aire libre más grande del país, donde transitan miles de personas cada miércoles y sábado en busca de productos locales o, quizás, solamente en busca de un poco de flâneur.
La nave del mercado tiene como generatriz una colosal herradura dispuesta verticalmente, desplazada sobre uno de sus ejes como una bóveda de cañón corrido. O al menos eso parece. Ya que el edificio, sin ser necesariamente una herradura, sí lo aparenta por la distribución de sus funciones, con comercios y viviendas que lo rodean, y un núcleo de vidrio (la mayor estructura independiente acristalada de Europa) que lo penetra generando así el área del mercado.
Son justamente los suelos y muros “exteriores” de las viviendas que flotan sobre el mercado, sobre los que se realizó el icónico mural “El cuerno de la abundancia” de Arno Coenen e Iris Roskam, que recubre toda la fachada interior del edificio con coloridas frutas, verduras y otras yerbas.
Si bien ambos mercados coexisten actualmente, la realidad es que quienes en su momento vendían carnes en Binnenrotte no son los que están hoy en el Markthal ya que, en sus funciones, quizás por los costes de alquiler o por las exigencias del alto turismo que recibe cada semana, el interior del edificio se ha tornado en un centro comercial de productos orgánicos, cubierto en logotipos de marcas y franquicias nacionales (y algunas no tanto), y los que comerciaban fuera, leyes o no, lo siguen haciendo.
Hacia el norte de la ciudad, pasando los lagos de Hillegersberg, el estudio Planet Lab, con sede en Róterdam y liderado por Simone Drost, ha realizado el Centro Integral de Cuidado Infantil Maximaal (2014).
La obra, compuesta a partir de tres alas que convergen en el centro a modo casi de panóptico, está proyectada para albergar a personas de entre 0 y 20 años con discapacidades intelectuales, con el fin de brindarles educación inicial, primaria y secundaria, en un entorno en constante diálogo con la naturaleza que lo rodea.
El edificio intenta también estimular a sus estudiantes por medio de la vista (y otros sentidos) y para ello se vale de la utilización de colores brillantes y texturas que van cambiando a medida que avanza el recorrido y los usuarios se van adentrando en la experiencia sensorial de la propuesta.
No son muchas las obras de rehabilitación e intervención sobre edificios históricos de esta lista. Pero la que no puede quedar afuera, de ninguna manera, es la nueva sede de oficinas municipales proyectada por OMA entre 2009 y 2015. Además, acoge en su interior diferentes funciones que van desde comercios, apartamentos, estacionamientos y el Museo de Róterdam.
La obra se acopla al antiguo edificio del Stadstimmerhuis de JRA Koops (1947) optando por una clara relación de contraste, con volúmenes cúbicos de vidrio que se aterrazan a modo de píxeles casi piramidalmente hacia la parte más alta del edificio.
El edificio de OMA, surgido de un concurso cerrado organizado por el municipio, que invitó, entre otros, a Mecanoo, Kaan y SeARCH, actúa además como un remate a la perspectiva desde la calle Stadhuisstraat, sobre la que se emplaza el ayuntamiento de la ciudad.
Localizada en las cercanías de otras importantes obras como el correo, la sede de policía, o De Nederlanden van 1845, Timmerhuis llegó para potenciar un área de alto valor histórico como parte de un importante proceso de renovación urbana que incluye también la ampliación de toda la avenida de Coolsingel.
A escasas dos cuadras del Timmerhuis, el estudio Zus logró llevar adelante el primer proyecto de financiación colectiva Luchtsingel (2011-2015) por medio de una iniciativa de crowdfunding presentada en la 5a Bienal Internacional de Arquitectura.
La obra consiste en un fotogénico puente peatonal que conecta tres de los centros urbanos de Róterdam por medio de una estructura de 400 m lineales posados sobre nuevos espacios públicos y áreas verdes que intentan brindar una nueva vida a zonas planificadas para el tránsito vehicular y recuperar las sinergias de la vida urbana.
La pasarela de madera conecta Het Schieblock Werkhotel, un espacio de coworking y laboratorio de emprendedores que contiene en su cubierta el primer techo agrícola urbano de Europa, con Delftsehof y Pompenburg, una de las zonas predilectas de la vida nocturna roterdamer y un parque infantil, respectivamente. Estas tres intervenciones fueron también proyectadas por Zus, y se convirtieron en una de las claves que incentivaron el proyecto del puente.
Si nos volvemos hacia la zona Kop van Zuid, justo en frente, cruzando el Rijnhaven, se encuentra el Fenix Food Factory, un clásico de la temporada estival de la ciudad en el creciente barrio de Katendrecht.
Esta nave de almacenes, construida en 1922 para la Holland America Line, ha sido parte de varias remodelaciones a lo largo de sus cien años de vida, hasta que finalmente, entre 2009 y 2013, volvió a entrar en funcionamiento con uno de los más visitados mercados de alimentos y productos artesanales de la ciudad.
A partir de la iniciativa de recuperar los usos del área y revitalizar este distrito portuario de Róterdam, Mei architects and planners se encargó de proyectar Fenix I (2019), una reforma de los espacios de las naves, en conjunto con una expansión vertical del edificio de 45.000 m².
La propuesta contiene, además de 200 viviendas, espacios de trabajo para las oficinas que ya existían en el lugar, comercios y una gran área cultural. Todo esto organizado bajo un claro contraste entre las preexistencias y la obra nueva, una pesada estructura industrial de hormigón y ladrillos frente a una cuidadosa intervención de vidrio y acero, que pareciera incluso querer desprenderse del edificio antiguo con las diagonales que sostienen los voladizos sobre la vieja cubierta.
En los próximos años, también está dispuesta a realizarse una intervención del reconocido estudio MAD Architects (su primera de carácter cultural en Europa), para contener, bajo una estética muy fiel a su estilo de vanguardia, el Museo de la Migración de la ciudad. Entonces, ya sea para empaparnos de la cultura roterdamer, encontrar nuevas perspectivas de la Manhattan del Maas o disfrutar de alguna de las tantas variedades de stroopwafels que ofrece el mercado, Katendrecht es una parada obligada en la ciudad, y que promete seguir creciendo con el tiempo.
Nos encontramos una vez más en el centro de la experimentación arquitectónica de la ciudad, el Parque de los Museos. Allí podemos encontrar el recientemente inaugurado Depot (2020) de la oficina local MVRDV. Un depósito de arte para el museo Boijmans van Beuningen (que también prevé una intervención de Mecanoo para los años venideros) nacido de un concurso cerrado el cual luego de varias idas y vueltas legales, fue ganado por los roterdamers.
El proyecto llama la atención por su forma de cuenco, pero de una colosal escala que supera sin reparos a sus clásicos vecinos, exceptuando, claro, a la icónica torre de ladrillo del museo al que responde.
El edificio cuenta en sus 14.000 m² con áreas de exposición pública y privada, además de diversas zonas anexas de usos complementarios como oficinas, logística, entre otros.
Si ya su forma es llamativa, su revestimiento íntegro en acristalamientos espejados que reflejan una imagen distorsionada del parque y su arquitectura, e incluso su gran terraza ajardinada con árboles de mediano porte, el interior del edificio no se queda atrás. Un atrio con escaleras que se entrecruzan en un pas de deux mientras ascienden a la parte más alta del cuenco y nos invitan a deleitarnos con cada una de las obras expuestas sobre los mismos muros que marcan el recorrido.
Por último, una obra que aún no ha sido construida, pero que podremos ver en los próximos años y que, sin lugar a dudas, va a dar que hablar (o lo seguirá haciendo); el plan maestro de la Feijenoord City de OMA comenzado en 2016.
El proyecto comandado por David Gianotten se ha desarrollado en colaboración con el promotor Stichting Gebiedsontwikkeling aan de Maas, el Ayuntamiento de Rotterdam, el Estadio Feijenoord y varias otras partes interesadas, y viene a revitalizar Rotterdam Zuid, una de las grandes olvidadas de la planificación de la ciudad e históricamente necesitada de un impulso económico e integración al resto de la trama urbana.
Localizado sobre la margen del río Maas, el plan contempla la creación del nuevo estadio para el equipo de fútbol de la ciudad, cuatro torres residenciales, un hotel y el desarrollo de la parte norte de la franja urbana, así como nuevos espacios públicos y comerciales y una intervención sobre la zona del actual estadio De Kuip. Todo esto distribuido en ocho intervenciones generales (Stadskant, Waterfront, Mallegatpark, New Stadium, De Strip, De Kuip/Kuip Park, De Veranda y Tidal Park) y concentrado en un total de 592.000 m² que intentarán revitalizar y reconectar esta área e incorporarla al resto de la ciudad.